Jordi Cinca
El ministro de Finanzas de Andorra, Jordi Cinca, mantiene su táctica de eludir responsabilidades políticas por haberse lucrado a título individual del negocio de diamantes de sangre y haber cerrado tratos comerciales a principios de los 2000 con un país bajo sospecha como Costa de Marfil. Se pone de perfil cada vez que se le recuerda su débil posición pública y asegura que el único motivo de la denuncia sobre las actividades presuntamente ilícitas es el intento de su antiguo socio en Orfund de recibir algún rédito económico por un negocio que al final resultó ruinoso.
La autocrítica no está en su diccionario, ni para la desastrosa incautación de BPA ni para la asunción de responsabilidades políticas. En eso supera a algunos políticos españoles a los que abandonar sus cargos les costó sobremanera.