Joaquim Nadal, saliendo de Casa Valentín el miércoles
Joaquim Quim Nadal ya no figura en la primera línea política. El que fuera alcalde de Girona, el primero de la etapa democrática, y doble conseller en Governs de PSC y ERC, se ha retirado a un discreto segundo plano. Ya no aparece en los foros de debate públicos, y su figura se ha ido apagando.
En la actualidad, Nadal es presidente de la Fundación La Ciutat Invisible. De trata de un espacio que linda entre lo público y lo privado cuyo objetivo es apoyar a las personas y asociaciones en situación de necesidad.
Desde esa posición, el expolítico nacionalista --campo al que transitó desde el socialismo sin casi despeinarse-- apenas se prodiga por Barcelona. No en vano, La Ciutat Invisible tiene su sede en Salt (Girona).
Pero el miércoles, Quim Nadal almorzó con un grupo de personas en el reservado del restaurante Casa Valentín de Barcelona. El anónimo altillo del bufet lo acogió a él y a jubilados y directivos.
Al terminar el ágape, el grupo se levantó y se fue con absoluta naturalidad. Eso sí, se olvidaron de pagar la cuenta. La gerencia del Valentín tuvo que llamarles al orden y reclamar que abonaran el servicio, cosa que hicieron inmediatamente.
Por si fuera poco, a ese incidente siguió otro: el grupo de Nadal vio como su coche había sido multado. Mientras comían, lo habían estacionado en la confluencia de las calles Diputació y Roger de Llúria, un lugar prohibido. Por ello, recibieron una sanción.Y eso que bajo tierra hay un párking a medio ocupar.
Un doble susto para un expolítico que vive una vida más sosegada tras una larga trayectoria de servicio público.