Efectivamente, Germà Gordó no tira la toalla. El exconsejero de Justicia no renuncia a la política y sigue liderando las liturgias de Convergents. Literalmente.

El partido escindido de CDC, que participó en las negociaciones entre partidos catalanistas que culminaron en la confluencia de Centrem, celebró el pasado fin de semana su consejo nacional. Lo hizo en una capilla –no sabemos si consagrada—en la que los militantes escucharon a Gordó como si oficiara una misa.

La imagen, entre irreverente y sectaria, ha sorprendido a quienes conocen a Gordó, cuyos problemas judiciales truncaron su carrera política. Los hay que califican la mise en scène de frivolidad

 

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