La reunión sin fecha entre Sánchez y Aragonès
Han pasado cuatro días. O, lo que es lo mismo, 96 horas desde que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, aprovechase la recepción protocolaria a la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, en la reunión del Círculo de Economía para solicitar una reunión con Pedro Sánchez para abordar la crisis del caso Pegasus. El republicano abordó al presidente del Gobierno ante las cámaras y le espetó ese “tenemos que hablar cara a cara” que llenó titulares.
Con todo, no parece que Moncloa tenga mucha prisa para fijar una fecha en el calendario para el encuentro. Los equipos de ambos presidentes todavía no han descolgado el teléfono para buscar un hueco en la apretada agenda de ambos. Quizás buscan darse un respiro, especialmente tras el golpe del TSJC al monolingüismo.
Aragonès no quiere que el Gobierno caiga, pero exige alguna cabeza para poder mostrar a los suyos (especialmente JxCat) que han forzado a los socialistas a asumir responsabilidades por los presuntos casos de espionaje. Sánchez prefiere esperar a la resolución de las investigaciones internas para saber, por ejemplo, cuál es la brecha de seguridad que deben capear y resolver algunas incógnitas razonables. Como, por ejemplo, si se ha espiado a algún otro líder regional o algún político de la oposición sin, según lo parece, el conocimiento del Gobierno.
En algunos foros se apunta a que la salida de la directora del CNI se intentará justificar desde Moncloa por los fallos en mantener la seguridad del Estado. Se busca evitar que se relaciones su caída por el espionaje a los independentistas, hecho que implicaría dar un balón de oxígeno a PP y Vox a las puertas de unas elecciones andaluzas donde se prevé una caída épica de los socialistas.
Todo ello, mientras Oriol Junqueras marca un punto de inflexión sobre el próximo encuentro entre presidentes. “Tenemos que hablar” sigue siendo un imperativo, pero ni Óscar López ni Sergi Sabrià han descolgado, por ahora, el teléfono.