Vuelven los congresos a la búlgara en el PSOE
Pedro Sánchez no ha tenido oposición en Valencia. Todo estaba dentro de un férreo guion preestablecido. Solo se incumple una regla: el tiempo. Nada va a su hora. Las tensiones entre las distintas federaciones se recuerdan con añoranza y las presiones de los distintos territorios para meter a alguien en la ejecutiva son inexistentes. En los corrillos, se recuerdan estos acontecimientos con nostalgia. Ahora nada de esto existe. Todo está en manos del equipo de Sánchez.
El congreso a la búlgara enseñó sus formas cuando la jefa de prensa del PSOE, Maritcha Ruiz, entrevistó al secretario general. Entrevista que se les negaba a los periodistas. Hoy siguió. En el plenario, Santos Cerdán, el secretario de organización, presentó el informe de gestión. No hubo palabras, por lo que cuando todo el mundo se disponía a votar, no se votó. ¿Para qué? Si no hay palabras no se vota y se acuerda apoyar la gestión por unanimidad.
Más anécdotas. Carmen Calvo recibió una calurosa y sentida ovación por parte de la militancia presente en la mesa redonda en la que participaba. En la nota de prensa oficial del congreso no hubo ni una sola referencia al apoyo a Calvo que acabó llorando emocionada en el escenario. José Luis Ábalos no tuvo su momento de gloria. Para tenerlo, un grupo de militantes le montó una cena fuera del recinto ferial de Valencia. Eso sí, Maritcha Ruiz le entrevistó, Ábalos tragó, y respondió a las preguntas sobre memoria democrática. La entrevista se pareció en demasía a una humillación.
En las comisiones en las que se discuten las ponencias los silencios son clamorosos. Algunas de estas ponencias tuvieron debates mínimos y en poco más de una hora, algunas menos, finalizaron sus trabajos. Es lo que tiene recuperar la unidad a la búlgara.