Quim Torra ha recuperado las competencias que, según dice, le arrebató el pérfido Gobierno español. Por tanto, ahora puede hacer y desahacer lo que quiera: la responsabilidad de gestionar la lucha contra el coronavirus es toda suya.
Parece que el presidente catalán se ha tomado al pie de la letra esa libertad hasta el punto de que se ha permitido incumplir una de las medidas más importantes y controvertidas en esta nueva etapa marcada por el rebrote en Lleida: la obligatoriedad de utilizar mascarillas en todo momento. Pues bien, Torra protagonizó un acto con el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Joan Canadell, a cara descubierta.
Mientras su gobierno amenaza con poner multas --la norma entró en vigor el jueves-- a todo aquel que prescinda de esa protección y en el Parlament, las normas son tan estrictas que incluso hay que llevarla en el jardín, el president hace lo que le da la gana. Canadell, por su parte, utilizó la MaskCat, un escudo protector convenientemente promocionado en el programa FAQs de TV3 que, no obstante, debe acompañarse de la mascarilla convencional, según las normas del departamento de Salud.
Torra y Canadell, tal para cual.