El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi no se esperaba la contestación interna contra su acuerdo con el Gobierno que prolonga los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) hasta el 30 de junio, desgajándolos de la duración del estado de alarma. La reunión que mantuvo el viernes no fue halagüeña y tuvo que escuchar muchas críticas, que se concretaron en comunicados de organizaciones sectoriales como Faconauto, Anfac o Exceltur.
El aluvión de quejas obligó a Garamendi a evitar una votación que hubiera podido ponerle en cuestión. Las territoriales de Madrid y Cataluña también criticaron el acuerdo por “insuficiente”, como se pudo leer en el comunicado que emitió Foment del Treball. Todas estas organizaciones consideran que la fecha del 30 de junio no soluciona los problemas “porque el 30 de junio miles de empresas no estarán en una situación de normalidad, ni en ventas ni en público que adquiera sus productos, y sin embargo tendrán que contratar a todo su personal”, se quejan en diferentes sectores.
Abrumado por las protestas, Garamendi emitió tras la firma con el Gobierno un comunicado en el que planteaba que el acuerdo era el principio y que cabía seguir negociando. Una cortina de humo ante las críticas recibidas, según los sectores disconformes. Las quejas han subido de tono en las últimas horas y Garamendi ha decidido acusar a los catalanes --por Josep Sánchez Llibre y su patronal, Foment del Treball-- afirmando en ESRadio que “igual a un catalán no le gusta, pero este vasco dijo no a dos decretos de ERTEs”.
Sorprende esta acusación porque los representantes de Faconauto, Anfac o Exceltur no son catalanes, y el comunicado de Foment del Treball instaba a hacer piña con la CEOE para seguir negociando. Garamendi, abrumado, parece que ha perdido los papeles.