Las 'samarretas' de Torra
Pasadas 24 horas se entiende mejor el nerviosismo y la falta de concentración de Quim Torra durante la entrevista en RAC1 en la que metió la pata al anunciar el reparto en las farmacias de 14 millones de mascarillas a partir del martes.
Un poco más disperso de lo habitual --un detalle que no pasó inadvertido para los tertulianos del jueves--, el president llegó incluso a confundirse y hablar de samarretas --camisetas-- cuando se refería a las mascaretas --mascarillas--. Es posible que alguien de su entorno le hubiera distraído en ese momento para avisarle de que se había equivocado, que no se sabía cuándo llegaría el material, que los colegios de farmacéuticos, que eran los promotores de la compra, no tenían esas previsiones y que la Generalitat no había participado en la operación de una forma directa. Pero no quiso rectificar.
Estaba tan fuera de registro --dicho sea con todos los respetos--, que no se dio cuenta de que el mismo Jordi Basté, el director de El mon a RAC1, le corregía: "Mascaretas". En realidad, Torra trataba de ponerse medallas en esta crisis para compensar el desastre de las residencias de ancianos. Después de asegurar ante los mircrófonos que se había pasado todo un día tratando de comprar batas, dio la noticia de las mascarillas, lo que escandalizó a todos los que estaban al tanto de la operación. Sobre todo, a los farmacéuticos, hartos de que se hubieran agotado las existencias de guantes y protectores bucales y de que el sistema público ni siquiera les suministrara para ellos --las farmacias son un servicio esencial y permanecen abiertas--, hicieron la compra por su cuenta.
Eso sí, necesitaban la colaboración de la Generalitat para que la primera mascarilla pudiera pasar gratis con cargo a la Seguridad Social a través de la tarjeta sanitaria. Una colaboración que les ha salido muy cara: el mismo jueves ya tenían ciudadanos en las boticas pidiéndoles los protectores gratuitos.