Las tesis de los sectores más radicales del independentismo sobre la no violencia son realmente suigéneris. En las últimas horas, consignas de todo tipo llenan las redes sociales calentando el ambiente de la respuesta a la sentencia del 1-O. Según estos mensajes bajo el título “Tatuem-nos això”, mover contenedores y hacer barricadas, cortar carreteras, bloquear entradas, provocar embotellamientos, quemar fotos y banderas –se entiende que las españolas, off course–, hacer ocupaciones e interrupciones –de la vía pública se entiende–, llevar máscaras –para no ser identificados–, retirar simbología y producir cortes de energía, no son formas de violencia alguna. Deben ser efectos colaterales.
Varios vehículos de la Guardia Civil circulan por la AP-7 en Cataluña
De todo el listado, sólo se salva hacer huelgas y paros, siempre y cuando sean voluntarios y no obligados. Para ilustrar la necesidad de movilizaciones para conseguir la ansiada República se habla de ocupación militar de Cataluña por la llegada por la autopista AP-7 de diversos furgones de la Guardia Civil, que, por otra parte, fue anunciada por el Ministerio del Interior. Y si no está conforme con esto, puede apuntarse al muy friki Pícnic por la República, que nace para hacer lo que nadie hace. Según este grupo que ha convocado un acto el domingo en Sants, surgen para construir la República porque el Govern no hace nada de nada. Variopinta oferta, sin duda.