El blog ultraderechista Dolça Catalunya, tras el que se ocultan destacados miembros de la comunidad tradicionalista y de extrema derecha catalana, la ha emprendido ahora contra Societat Civil Catalana (SCC), a la que acusa de estar al servicio del PSC --la gran obsesión de la ultra derecha-- por no exhibir en su página web la bandera española.
El panfleto anónimo también recrimina a SCC no haber organizado actos conmemorativos del 12 de octubre, el Día de la Hispanidad, y sí recordar, sin embargo, la manifestación multitudinaria del 8 de octubre de 2017 a favor la Constitución.
Desde que el actual presidente de SCC se pronunció a favor del catalanismo democrático y de tener en cuenta la opinión de todos los ciudadanos de Cataluña, se ha convertido en objetivo de los ataques de estos personajes, que tampoco le perdonan mantener las distancias con Vox.
Como publicó en su día Crónica Global, tras Dolça Catalunya se esconden los personajes más extremistas del mundo de la política y del catolicismo de Cataluña, muchos de ellos situados en el entorno de la Universitat Abat Oliba CEU. El objetivo de la publicación, además de oponerse a los desmanes del separatismo, es censurar e insultar a quienes consideran sus adversarios, pero siempre desde el anonimato.
Se consideran los guardianes de las esencias del españolismo, y aunque dicen estar a favor de la Constitución, su trayectoria está fuera del juego democrático.
Algunos de sus inspiradores, como Guillermo Elizalde, Alejandro del Rosal Valls Taberner y Jorge Soley, pertenecen a familias de la alta burguesía local. Otros, como Javier Barrycoa (carlista), Jorge Buxadé (antiguo falangista y actual eurodiputado de Vox), Jaume Vives y Joan López Alegre (exdiputado del PP), son activistas con actividades o negocios vinculados a su militancia. A todos les une un profundo sentimiento religioso preconciliar y su ultraderechismo.
Se esconden tras el capirote –Crónica Global los bautizó como el 'Kux Klux Klan catalán'– para insultar y mentir con total impunidad, ejerciendo el mismo adoctrinamiento entre su comunidad lectora que ellos rechazan en el espectro nacionalista. De hecho, el blog carece de referencias postales, sociales, digitales o personales precisamente con ese objetivo de eludir la acción de la justicia, de Hacienda por sus ingresos procedentes de la publicidad programática que tienen contratada con Google o de cualquier ciudadano que desee ejercer derechos legales contra ellos de manera democrática.
La penúltima mentira de este grupo de ultras consiste en engañar a sus lectores a propósito de las cifras de su difusión --que, por cierto, no están sometidas al control de OJD ni de Comscore--. El martes publicaron que durante septiembre tuvieron 4,8 millones de visitas, según el medidor Similarweb, y se comparan con Crónica Global, a la que dicen haber superado. Su obsesión con el constitucionalismo que va de frente y da la cara es tal que, al parecer, se les olvidó clicar el botoncito de Google Analytics, donde el contador les deja por debajo de tres millones de visitas, mientras que Crónica supera las 4,5 millones. Sin comentarios…