¿Desobediencia? Va a ser que no. La CUP se ha plegado a las normas de juego que siguen el resto de partidos de cara a las elecciones municipales y europeas del próximo 26 de mayo. Los antisistema montaron un numerito esta semana al anunciar públicamente que colocaban en el número 15 de su lista por Barcelona a Shazva Javed, miembro de la Asociación de Trabajadores Pakistaníes de la Ciudad Condal. Javed, que no tiene la nacionalidad española sino pakistaní, no tiene derecho al sufragio pasivo, esto es, no puede ser elegida.
Los anticapitalistas pretendieron montar en cólera y, en rueda de prensa, denunciaron que la Ley de Extranjería es "racista" y que impone un "apartheid". Lo verbalizaron la actual líder de la CUP en el Ayuntamiento de Barcelona, Maria Rovira, y el número dos y jefe de prensa municipal de los radicales, Jordi Magrinyà.
Dos días después y tras el espectáculo en la sala de grupos del segundo mayor consistorio de España, Shazva Javed ha desaparecido [ver correción de la candidatura de la Junta Electoral de Zona de Barcelona] de la lista de la CUP. En su lugar, el 15 por la Ciudad Condal, los anticapitalistas han colocado a la activista antisistema Lola Ferré Prades. Como ha hicieron en Berga con la alcaldesa Montse Venturós y su inhabilitación, los radicales amagan con desobecer, pero, tras montar una performance, acaba siguiendo las reglas del Estado de derecho que rigen para el resto de partidos políticos.