Albert Rivera espera cerrar los flecos de la candidatura de Manuel Valls al Ayuntamiento de Barcelona en septiembre. El entorno del exprimer ministro francés retrasa su decisión a mediados de octubre. Ciudadanos quiere tener a sus pesos pesados en puestos destacados de la lista transversal de Valls. El candidato, por el contrario, quiere elegir a sus compañeros sin imposiciones. Ciudadanos exige presencia arrogándose la paternidad de la candidatura. Los de Valls niegan la mayor aduciendo que "no fue Ciudadanos quien le pidió que se presentara, sino un grupo de barceloneses independientes".
Las relaciones entre los naranjas y Valls no pasan por su mejor momento. Son frías y de desconfianza. "El partido no controla nada de lo que dice y hace este señor", ilustran en Ciudadanos los menos proclives a Valls. Vamos, que las relaciones reflejan las tensiones previsibles de una operación tan complicada.