Se había publicado y era un secreto a voces. Elsa Artadi se perfilaba como la presidenta de la Generalitat ante la imposibilidad de investir a Carles Puigdemont. Sin embargo, la filtración de esta información como la “alternativa más verosímil” a RAC1 no gustó en el entorno de Puigdemont. Desde Junts per Catalunya se desmintió en un tono displicente. “No estamos en esta fase de poner nombres de posibles alternativas al presidente Puigdemont, porque lo que estamos haciendo es trabajar para investirlo”. La propia Artadi tuvo que hacer fe de Puigdemont en los pasillos del Parlament autodescartándose: “Es el candidato del Parlament”.
La crisis en Junts per Catalunya era evidente. No había sentado nada bien que se filtrara esta posibilidad que dejaba en agua de borrajas los planes de Puigdemont conocidos apenas 48 horas antes. La alternativa Artadi dejaba en evidencia que Puigdemont se condenaba a aceptar que no podría ser investido. Por eso, el jueves fue el día de los tapados. “Al president le gustaría que su sustituto al frente de la Generalitat fuera un alcalde”. Y, así, se enseñaban dos cartas: Marc Solsona, alcalde de Mollerusa, y Albert Batet, alcalde de Valls. Más leña al fuego de esta hoguera de las vanidades que se cocina con medias verdades, desconfianza, filtraciones a la prensa y, sobre todo, mentiras.