Sorprende el mutismo del Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC), dirigido por Roger Loppacher, sobre el papel de los medios de comunicación en el referéndum del 1 de octubre. Este organismo, que en otras ocasiones no se ha caracterizado precisamente por la neutralidad, decantando sus dictámenes en base al voto de calidad de Loppacher, parece abrazar ahora la imparcialidad.
Pero en el momento menos oportuno. El CAC, tiene como finalidad velar por el cumplimiento de la normativa aplicable a los prestadores de servicios de comunicación audiovisual, tanto públicos como privados, sí se ha pronunciado en los últimos días sobre asuntos relacionados con la pornografía en internet, su presencia en la Diada, la cobertura del terremoto de México o los atentados de Barcelona y Cambrils. Pero nada ha dicho sobre las posibles presiones que la campaña del 1-O puede provocar en los medios de comunicación. Si en situaciones críticas no se pronuncia ¿para qué sirve el CAC?