El conseller de Sanitat, Toni Comín, se parece más a un showmanque a un conseller. Mientras los padres de los niños afectados por el enterovirus se organizan para pedir su dimisión por su pésima gestión de esta enfermedad de la que dio cuenta a los pediatras una semana después de su detección, el conseller asistió ayer noche a la cena anual organizada por la Associació Catalana d’Entitats de la Salut en la muy glamurosa Carpa del hotel Juan Carlos I.

El conseller se acercó a los hospitales que aguantan la sanidad pública catalana y que él pretende fagocitar, aunque le cueste un ojo de la cara como está sucediendo con la Clínica del Vallés y el Hospital General de Cataluña. Toni Comín cómo ayer no tenía que gestionar se dedicó a deleitar a los asistentes tocando el piano.

Ahora ya sabemos que además de tocar el violín en todos los temas que afectan a la gestión sanitaria, sabe tocar el piano en sus horas de ocio. Lo que no sabemos es si también sabe tocar las maracas cuando no tenga el dinero que va prometiendo a todo hospital que visita.