Messi monta el circo del sol en Sevilla para firmar una remontada apoteósica
El argentino lideró la victoria azulgrana en el Pizjuán (2-4)
23 febrero, 2019 18:07Salvó Messi el desastre del FC Barcelona en el Sánchez Pizjuán. Era el encuentro perfecto para encarar con tranquilidad la recta final de la Liga. Asegurar una ventaja de como mínimo ocho puntos respecto al Atlético de Madrid y de nueve con el Real Madrid era un botín muy goloso. Y el club azulgrana estuvo a punto de desaprovecharlo con desajustes tácticos, errores defensivos y una preocupante nulidad de ideas cuando se acercaba a la portería de Tomas Vaclik. Solo el argentino pudo solucionarlo.
La gran sorpresa de la alineación catalana fue la presencia de Samuel Umtiti. El francés no disputaba un encuentro desde el pasado 24 de noviembre en el Wanda Metropolitano. Valverde tuvo que apostar por él debido al peligro que revestía una tarjeta amarilla de Clément Lenglet: de haberla visto, se hubiera perdido el encuentro del Santiago Bernabéu del próximo sábado. Una apuesta arriesgada tras tres meses de baja. Y no salió bien. La otra noticia de la alineación fue la titularidad de Philippe Coutinho para dar descanso a Ousmane Dembelé.
Volvió D10S
La exhibición que dio en la segunda parte es de las que se recuerdan. Lideró el frente del ataque, dirigió el juego del equipo y apareció cuando tenía que aparecer. El Messi de Valladolid y Lyon ya no existe. Ahora es el Messi pregolpe con Lato. Ese que gana los partidos cuando, como y donde quiere. Cabe hacer mención honorífica al escudero Dembelé, cuya entrada a media parte le cambió la cara al equipo.
Precisamente del pie del francés llegó el balón que el argentino acabaría colando en la escuadra derecha de la portería sevillista. Inestimable la colaboración de Tomas Vaclik, que perdió un balón clamoroso. Lo recuperó Rakitic, desbordó el francés y Messi, con su pierna no tan buena, la colocó ahí donde no podía llegar el guardameta.
Leo Messi, en la acción del segundo tanto / EFE
El 10 nunca se deja nada a medias. Quedaban cinco minutos y el Barça estaba a punto de dejarse dos puntos importantísimos. Y él se puso nervioso, sí. Disparó Aleñá desde la frontal, su chut topó en un defensa sevillista y el balón quedó muerto en el área. Malísimas noticias si delante está Messi, que llegó, miró, la levantó, y marcó. El poco espacio entre el guardameta y la portería no fue un problema para el argentino, que con una exquisita vaselina batió a Vaclik. Para completar la exhibición, dio una brillante asistencia a Suárez, que con otra vaselina destrozó al guardameta checo.
El Sevilla, en su salsa
No fue tan fácil. El Barça rozó la catástrofe desde el primer minuto. Durante la primera mitad se jugó a lo que quiso el Sevilla: a ir y venir, al contrataque, a la velocidad. Y como era de esperar, el Barça sufrió muchísimo. Jesús Navas, que se emparejó con Jordi Alba desde el primer momento, batió al de L'Hospitalet, mientras Sarabia, Ben Yedder y Promes trajeron de cabeza a Piqué, Umtiti y Semedo durante los noventa minutos. No solo fue mérito de los hispalenses, sino demérito de los culés. Semedo, Umtiti y Alba anduvieron muy flojos, y Piqué no podía llegar a todo.
El primer golpe llegaría en el 21 tras un inexplicable contrataque. La perdió Messi en la frontal del área sevillista y con tan solo un pase el Sevilla logró una condición favorable: Sarabia, Ben Yedder y Jesús Navas contra Samuel Umtiti y Gerard Piqué. Lo gestionó muy bien el galo, que lideró la contra a la perfección y la puso en el momento justo para Navas, que batió a Ter Stegen. A punto estuvo de interceptar el disparo de Piqué, pero el balón le pasó por debajo de las piernas.
Jesús Navas celebra el primer gol del Sevilla contra el Barça / EFE
Como no, siempre Messi. En una previa a lo que sucedería después, el argentino lideró la reacción azulgrana, que duró cuatro minutos. Hasta que el 10 puso el balón en el fondo de la red de la portería de Tomas Vaclik. Avisó en el 23' y sentenció en el 25'. La puso perfectamente Rakitic con la zurda y el astro, desde la frontal, soltó un latigazo imposible de detener para el guardameta sevillista. Era su gol número 34 al Sevilla en tan solo 37 partidos. Y no sería el último de la tarde.
Como si el empate sirviera, el Barça se echó para atrás y perdió el dominio que había logrado con el 1-0. El conjunto hispalense volvió a dominar los tempos del encuentro y el gol era cuestión de tiempo. Llegó en el 42' tras un sinsentido defensivo del equipo. La perdió Ter Stegen, no salió Umtiti al fuera de juego, lo contempló Busquets y no llegó Piqué. Mercado, a placer, puso el 2-1 en el marcador. Y gracias, pues el Sevilla hubiera podido marcar otro más antes del descanso.
'Chapeau' Valverde
El Barça de la segunda parte no tuvo nada que ver con el de la primera. El mérito, del entrenador, que introdujo dos cambios durante el descanso. Entraron Sergi Roberto y Dembelé y salieron Nelson Semedo y Arturo Vidal, que completó sus peores 45 minutos desde que viste la camiseta azulgrana. No solo cambiaron las piezas. También el sistema. Del 4-3-3 clásico se pasó a un 4-2-3-1 o 4-4-2 según el momento.
Le sentaron de lujo esos cambios al FC Barcelona. Empezó a tener el balón, y con cierto criterio, no como en la primera mitad. Costó crear ocasiones, pero aunque fuera consecuencia de la mayor posesión, aumentó la fiabilidad defensiva. Y poco a poco el Barça comenzó a crecer hasta lograr el 2-4 definitivo, aunque Mateu Lahoz no lo puso nada fácil. Ganó de la mano del de siempre, que quería ganar el partido ante su víctima favorita. 36 goles en 37 partidos. Una barbaridad.