De mal, en peor. El Barça de basket está herido y no se vislumbra mejoría alguna. Ni a corto ni a medio plazo. Con Joan Peñarroya cuestionado y Juan Carlos Navarro contra las cuerdas, Joan Laporta quiere cambiar muchas piezas. Habrá revolución en verano, pero el panorama es desolador.
El Barça tiene grandes individualidades, pero no funciona como equipo. Laporta no está dispuesto a subir el presupuesto de la próxima temporada y en el Palau asumen que no podrán renovar a tres jugadores de primer nivel: Kevin Punter, Justin Anderson y Chimezie Metu. El ala-pívot podría fichar por el gran rival, el Real Madrid.
Verano movido
Josep Cubells se prepara para un verano caliente y movido. El Barça no tiene dinero para renovar a Punter, Anderson y Metu. Sin embargo, deberá asumir el estratosférico salario de Willy Hernangómez: 4,5 millones de euros durante la próxima temporada.
Joan Peñarroya, entrenador del Barça de basket, en un partido de Copa
Juan Carlos Navarro
Laporta quiere que el Barça de basket invierta menos dinero en fichajes. Su plan pasa por apostar fuerte por los jóvenes de la cantera, como hacen el fútbol y el balonmano, pero no hay grandes jugadores en las categorías inferiores.
Peñarroya y Navarro
Peñarroya seguirá hasta final de temporada. Entonces, el club rescindirá su contrato. Laporta también podría prescindir de Navarro como manager general por su mala planificación deportiva desde que el club despidió a Jasikevicius, Higgins y Mirotic en verano de 2023.
Kevin Punter, en el partido contra Laguna Tenerife
Una de las canasta de Justin Anderson durante el Barça de basket-Fenerbahce
Chimezie Metu intenta frenar una jugada del ASVEL
Laporta quiere más jugadores como Dame Sarr, un escolta italiano que llegó al Palau en 2022 y que anotó 21 puntos contra el Río Breogán. Sarr, sorprendentemente, acaba contrato en junio y su futuro podría pasar por Estados Unidos. Igual que Jakucionis, un base muy prometedor que el pasado verano rompió su compromiso con el Barça.
Laporta, impotente
El Barça de basket deambula como un fantasma por España y Europa. El desánimo es cada vez mayor en el Palau y sus mejores jugadores preparan ya su salida. Una vez más, el baloncesto se le atraganta a Laporta.