Sarunas Jasikevicius se fue de mala manera del Barça de basket. El club no quiso renovar su contrato y fue sentenciado horas después de que el equipo azulgrana arrasara al Real Madrid por 3-0 en la final de la Liga ACB. En verano cambió Barcelona por Estambul y ahora lidera el proyecto deportivo del Fenerbahce, rival de los barcelonistas en la Euroliga. Y la pasada semana, en Madrid, expresó su malestar con el Barça, aunque se mostró bastante la lengua.
"No es la primera vez que salgo así del Barça", lamentó Jasikevicius. El técnico lituano, molesto, añadió: "La decepción es enorme, sin duda. El trato malo sigue estos días contra mi familia", añadió, en referencia al trato que recibe su hijo, a quien le han quitado la capitanía en las categorías inferiores del Barça.
La advertencia del técnico
Jaskevicius también comentó: "Un día hablaré claro, pero no quiero hacer más daño. Todos me preguntan por el Barcelona, pero hay que dejar esto atrás. Además, lo dejamos de una manera bastante mala".
El técnico lituano ganó dos Ligas y dos Copas del Rey con el Barça. En el tramo final de la pasada temporada, y tras anunciar Nikola Mirotic que el club no contaba con él, se filtró que el Barcelona renovaría el contrato del técnico lituano. Al final, sin embargo, las diferencias económicas fueron muy importantes. Saras, además, no compartía el nuevo rumbo de la sección.
Antiguos compañeros
Jasikevicius cobraba 3,5 millones de euros y el Barça le comunicó que solo renovaría su contrato si aceptaba una rebaja muy importante. Las negociaciones parecían que estaban bien encaminadas, pero al final todo se rompió. Más allá del tema económico, el técnico acabó muy molesto con Juan Carlos Navarro, manager general de la sección.
Jasikevicius y Navarro fueron compañeros en 2003, año en el que el Barça ganó la Euroliga en el Palau Sant Jordi. Entonces se complementaban perfectamente. En los despachos, en cambio, no hubo tan buena sintonía desde el día que Laporta comunicó que pasaría la tijera en el Palau.
El ascenso de Grimau
El técnico lituano asumió que el Barça debía recortar el presupuesto, prescindiendo de Mirotic y Higgins. Jasikevicius, no obstante, quería tener el control de los nuevos fichajes, petición que rechazó Navarro. Entonces, la relación entre ambos explotó y la Bomba le cortó las alas al técnico y subió a Roger Grimau, con un salario muy inferior.