Vinicius Júnior es un futbolista que da vergüenza ajena. No es casualidad que en todos los estadios de Primera División se generen conflictos en torno a su persona. La falta de respeto que muestra a jugadores contrarios y árbitros, del todo impresentable, volvió a dejarse ver en el Santiago Bernabéu este jueves en el clásico de semifinales de la Copa del Rey.
La primera acción fuera de lugar que protagonizó el crack brasileño consistió en un desprecio del todo desagradable hacia Sergio Busquets, una eminencia del fútbol internacional que ya figura en los libros de historia de este deporte y al que debería hacer reverencias. En un lance del juego donde ambos se cruzaron, Vini demostró su habitual grosería y gritó de la manera más irrespetuosa que pueda imaginarse al capitán del Barça en su propia cara. El de Badía, mucho más profesional, se quedó estupefacto y mandó a Vini a paseo.
La llave de judo
Posteriormente, el delantero blanco protagonizó otra acción más que temeraria. En este caso, disputaba un balón con Frenkie de Jong. Otro lance del juego. El holandés trataba de ganar la posición y el brasileño, para impedirlo, agarró al centrocampista culé de la cara, luego del cuello y rodeándolo con el brazo le hizo una llave de judo marca de la casa Sergio Ramos, para dejarlo tendido en el suelo. Obviamente, el árbitro, Munuera Montero, le mostró la tarjeta amarilla.
Vinicius, escandalizado por ser sancionado él y no De Jong, empezó el show más esperpéntico de la historia reciente de los clásicos. Empezó a dar saltos mientras gritaba, abriendo esa boca inmensa hasta casi generarse boqueras, mientras fruncía el ceño como un niño pequeño enrabietado.
Hizo durar el show varios segundos mientras todo el mundo asistía perplejo a tan lamentable comportamiento. Luego se lanzó contra el cuarto árbitro, como recriminándole a él la decisión. Debió ser expulsado, pero Munuera Montero no quiso romper el partido, que se animaría en un momento.
Gol del Barça
Justo después del zapateao flamenco del brasileño, llegó el gol del Barça. Tan anónitos se habían quedado sus propios compañeros ante el ritual de la muerte carioca que alguno se durmió más de la cuenta y el Barça logró combinar un contragolpe donde Ferran Torres asistió a Kessié y este remató a trompicones contra Courtois, con tan mala fortuna que salió el balón rebotado, impactó con Militao, y entró. Había sido el tanto anulado por fuera de juego, pero el VAR corrigió la decisión.
El Barça gana contra pronóstico, pero Vinicius no se cansaba de hacer el ridículo. Enrabietado, intentó superar al infranqueable Araujo y como no podía ser de otro modo, el delantero chocó contra un muro y cayó a plomo. Vini quedó tendido en el suelo y protestó, pero nadie le hizo caso. Después se las volvió a tener con Busquets y cuando el capitán del Barça le presionaba, el brasileño soltó la mano y dejó tendido al español en el suelo. Otra marranada más de un jugador tan bueno como poco ejemplar, irrespetuoso y maleducado.
Amarilla a Gavi
En el segundo tiempo, Vinicius se las tuvo con Gavi. Aunque, en esta ocasión, fue el joven pillo andaluz quien comenzó, dándole un golpecito lateral antes del lanzamiento de un córner. Vini, que siempre entra al trapo, se revolvió y empujó a Gavi por la espalda. Entonces, ambos se encararon. Munuera Montero intervino para sancionar a Gavi con tarjeta amarilla. El colegiado entendió que Gavi estaba provocando al brasileño para buscar su expulsión... y casi lo consigue.