Ya es oficial. Keylor Navas pone fin a su ciclo en el Real Madrid sobre la bocina tras un lustro en el Santiago Bernabéu. El portero de las tres Champions League consecutivas se va por la puerta de atrás para recalar en el PSG a cambio de Areola, ya inscrito en la Liga y cedido por la entidad francesa.
Un intercambio que deja al vestuario muy tocado dada la estima que se le tiene al costarricense y que evidencia la nefasta gestión de Florentino Pérez. El presidente ha sido el artífice de una polémica constante bajo palos que ha asolado al madridismo durante varias temporadas. Vapuleado y ninguneado por la obsesión del presidente de traer a un cancerbero internacionalmente reconocido como De Gea, Kepa o Donaruma, Keylor se ha cansado. Da el portazo final al menosprecio del empresario español para recalar en la capital francesa. Cuatro temporadas, mejora salarial, titularidad asegurada y un nuevo reto a sus 32 años.
Un beneficio económico y nada más
Su salida se traduce, a efectos económicos, en un beneficio de cinco millones de euros de un fichaje más que amortizado. Cabe recordar que la entidad blanca se hizo con los servicios del tico en 2014 cuando abonó los 10 millones de euros de la cláusula de rescisión que tenía con el Levante. Una cifra irrisoria visto su rendimiento pese a que siempre se le ha menospreciado. Keylor ha sido el salvador constante del Madrid hasta la llegada de Thibaut Courtois.
El belga, que costó 40 'kilos', le relegó a la suplencia por orden de Florentino y tras acceder a ser el segundo tras el regreso de Zidane --por lo que la entidad blanca cedió a Andrei Lunin y Luca Zidane este verano-- cambió de opinión repentinamente. Un cambio de escenario que deja muy tocado a Zinedine Zidane que ya no cuenta con dos cancerberos de clase mundial para todas las competiciones. Courtois se saca la competencia y el debate interno de encima y deberá demostrar por qué, supuestamente, es uno de los mejores.
Keylor se va con doce títulos bajo el brazo, nueve como portero titular y pone fin al debate. Su salida se traduce en un beneficio puramente económico y un problema menos en el vestuario. Deportivamente, está por ver. Courtois no ha demostrado hasta la fecha estar a la altura del club que representa y no parece que la afición vaya a olvidar fácilmente al tico. Sin despedida oficial, a Keylor todavía le queda la revancha.