Tan injusto e inmerecido como puede ser el fútbol. Un deporte en el que no siempre gana el mejor y en el que el gol prevalece por encima de todo. El Real Madrid acabó goleando al Valladolid en el José Zorrilla (1-4) en un partido que por fútbol, intensidad y oportunidades debería lucir al revés en el luminoso del estadio blanquivioleta.
Los blancos remontaron un resultado adverso que se quedó corto por la falta de acierto y la presencia del VAR --la misma videotecnología que siempre han cuestionado-- y permitió dar vida a un partido que los de Sergio González dominaron con clara superioridad. El Madrid no se encontró, falto de ritmo e ideas, no desaprovechó el regalo de Masip para empatar el partido y echar a volar.
¡Qué baño!
No se explica, pero fue la realidad. Tercero de la clasificación frente a décimo sexto y pareció el mundo al revés. Los hombres de Sergio González dieron un recital de fútbol al vigente campeón de Europa en su retorno al campeonato doméstico tras quedar fuera de Europa y poner casi fin a la temporada.
El esfuerzo y el fútbol vistieron de blanquivioleta, pero la fortuna, como es habitual, y el VAR --que tanto critican en la capital-- sonrieron al Madrid que mantuvo el equipo con vida en el Zorrilla en la media parte. La frase "Así es el fútbol" se justificó en la ciudad castellana.
Pasó de todo y apenas tuvo incidencia en el marcador. El Valladolid mostró su calidad de local y se sobrepuso a un equipo que ha vivido el escenario más incierto en los últimos días. Solari no sorprendió en la alineación, teniendo en cuenta las bajas, y Odriozola acabó condenando a su equipo en una de las internadas de Óscar Plano en la que volvió a ganarle la espalda al lateral con extrema facilidad. Fue Alcaraz en el 12 y cuando el estadio saboreaba el primer tanto, la mandó a las nubes.
Una foto de Modric durante el partido ante el Valladolid / EFE
Quinto penalti de la temporada y quinta ejecución errada. No tiene el Valladolid fe en los penaltis. Dos minutos más tarde con el Real Madrid cogiendo oxígeno, volvieron a golpear los locales. Gol de Sergi Guardiola en una jugada perfecta a la que si la fortuna no acudió, como en el primer tanto, acudió al rescate el VAR para señalar el fuera de juego de Keko.
La justicia del nuevo fútbol
Y sin dejar de sufrir, esta vez fue el asistente en el 19, con la posterior confirmación del VAR, quien anuló el tanto de Guardiola por fuera de juego. Una goleada que se quedó en el camino. El Madrid intentó rehacerse, pero todo parecía planeado. Solari está sentenciado y si no lo estaba antes de sentarse en el Zorrilla, sus jugadores le condenaron a la soga.
Una foto de Dani Ceballos durante el partido ante el Valladolid / EFE
Un Madrid irreconocible del que solo destacó Dani Ceballos. Si la conjura del vestuario fue para luchar por la segunda posición, parecía todo lo contrario. Poco fútbol y mucho empeño para deshacerse del técnico argentino. Ni la victoria final puede borrar la evidente crisis que se vive dentro del vestuario del Real Madrid.
El Valladolid dio un recital de fútbol, sin complejos, y en el 29 volvió a ver recompensado su despliegue ofensivo. Si a la tercera va la vencida, los castellanos tuvieron que esperar hasta la cuarta. Por fin. El estadio celebró por doble partida el tanto de Anuar. Cuando traspasó la línea de gol y cuando el árbitro reinició el juego con la confirmación del VAR.
Y sin merecerlo, el único error del conjunto local, igualó el luminoso. Masip, que estuvo muy poco exigido hasta entonces, erró en la salida para regalar un balón a Nacho que al tocar se la dejó a Varane para rematar a placer y poner el empate en el marcador. Fueron entonces los mejores minutos de un Madrid, que escasos instantes anteriores, pedía a gritos el descanso.
Los jugadores del Real Madrid celebran uno de los goles durante el partido ante el Valladolid / EFE
Misma dinámica
Reinició el segundo tiempo Gil Manzano y se mantuvo el guión. El Valladolid dominando, pero sin ser decisivo en las áreas --donde se deciden los partidos-- y el Madrid intentando puntuar por un orgullo que ya no existe. Óscar Plano regaló un penalti a los blancos y Benzema no falló. Una remontada que hundió moralmente a un conjunto que era consciente de que mereció más.
Y con la herida abierta, el francés volvió a golpear para sentenciar el partido. Firmó su doblete en el 59, pese al poco juego ofensivo que ofrecieron y permitió al Madrid acomodarse para rodar el balón. El Valladolid no se rindió, pero la distancia era demasiado grande para un equipo que se vacío en los primeros 45 minutos. Ya en la única jugada de combinación blanca Modric marcó el cuarto del encuentro en el 85, pese a estar con 10 jugadores tras la estúpida expulsión que se autoprovocó Casemiro.
La flor blanca
Parece ser, vistos los resultados en un plano general, que Solari no ha heredado la flor que caracterizó al equipo madrileño durante la etapa de Zinedine Zidane, pero el equipo no la ha perdido del todo. La fortuna no estuvo del lado blanquivioleta y dejar al Madrid vivo es un riesgo que no se puede cometer.
Las preocupaciones, tras conseguir los tres puntos, se ciernen en otros aspectos. El juego del Madrid no varió, tan malo como el que viene ejerciendo toda la temporada, pero las sensaciones fueron nefastas. Sin velocidad, sin ritmo, y con errores de prebenjamines que invitan a malpensar. La profesionalidad de los jugadores no se cuestiona, pero por momentos pareció que todos quieren que Solari abandone el barco para remar juntos con un nuevo capitán a bordo.
Lo que queda de temporada va a ser eterno.