El pasado sábado el Real Madrid ganaba por 1-0 al Real Valladolid cuando en el minuto 88 dispuso de un penalti. El encargado de lanzarlo, y convertirlo, fue Sergio Ramos. En ese momento el capitán no dudo en ponerse serio ante su hinchada, marcando territorio, tras haber escuchado música de viento durante buena parte del partido.
El zaguero andaluz tiene un carácter fuerte y solitario, defiende a capa y espada a los suyos, pero siempre ofrece una imagen de líder que no se casa con nadie. Actualmente, Sergio Ramos es uno de los últimos exponentes de esa garra tan característica en el Real Madrid, algo que a veces le hace ir más allá de lo políticamente correcto y sufre las represalias de su propia afición.
Demasiado líder
Que en el Santiago Bernabéu se silbe a un jugador que lo ha dado todo por el club no es algo extraño. Es algo que han vivido futbolistas como Raúl González, Iker Casillas o Cristiano Ronaldo. Todos ellos aplaudidos y vitoreados en momentos de gloria, pero que fueron señalados como culpables, pese a su estatus, en momentos más turbios.
Sergio Ramos se reivindica ante los pitos del Bernabéu / EFE
En el caso de Sergio Ramos sucede algo similar. Él es la cara más visible del madridismo en todos los ámbitos, algo que en momentos delicados como el que atraviesa el club blanco no es bien recibido. Más allá de dar la cara en el campo, el capitán del Real Madrid también la da fuera, dirigiendo palabras tanto a rivales como compañeros e incluso a su propio presidente.
Tras perder el clásico por 5-1, Sergio Ramos apuntó que Lopetegui tenía la confianza del vestuario, aunque cuando fue preguntado por un posible recambio, no dudo en exponer su idea de lo que debe ser y hacer el entrenador del conjunto blanco. La descripción no encajaba para nada con Antonio Conte, que en aquellas horas ya se daba por cerrado su fichaje.
Más que un futbolista
Varios han sido los momentos en que Sergio Ramos a traspasado la línea de capitán dentro del terreno de juego a portavoz del club, llevando al extremo su estatus de veterano. Ha tenido algún roce con el presidente en cuanto a temas de salario, pues el zaguero andaluz siempre a considerado que deben cobrar más los que más le dan al club, algo que le llevó a solicitar posicionarse por delante de jugadores como Gareth Bale en la escala salarial.
Una foto de archivo de Sergio Ramos durante el partido frente al Espanyol / EFE
Actualmente, Sergio Ramos está contento con tener a Solari como entrenador. El capitán del Real Madrid sabe que el exjugador argentino no va a querer posicionarse por delante de él más allá de los roles técnico y jugador, algo que veía peligrar con la llegada de alguien que quisiera imponer su ley desde el primer día.
Mirar a una grada que ha estado increpando tras ejecutar un penalti de vaselina es un acto de lo más desafiante y que encaja con el personaje que Sergio Ramos ha creado. Él ha asumido con gusto el timón de un vestuario descontrolado cuando las cosas han ido mal, aunque en el Santiago Bernabéu ya se ha demostrado que nadie es imprescindible y que ni el más guerrero se libra de ser juzgado.