Florentino Pérez ha terminado harto de Julen Lopetegui. Ese es uno de los motivos que explica la breve duración de su torpe y fatídico matrimonio.
El presidente del Real Madrid nunca apostó por el exseleccionador español. Simplemente autorizó su fichaje ante la presión de su entorno a raíz de las numerosas calabazas que le dieron los entrenadores más cotizados: Pochettino, Klopp y Allegri, entre otros.
Florentino nunca creyó en Lopetegui y menos aún cuando vio como el entrenador se empeñaba en jugar como el Barça, provocando siestas generalizadas en el Bernabéu que posteriormente se tornaron en sonoras derrotas, pitos y pañoladas. Un desastre.
18 millones de euros por cuatro meses de trabajo
Por todo ello, el presidente blanco tenía la decisión tomada prácticamente antes del último parón de selecciones. La vuelta, con el tropiezo frente al Levante la decisión ya era definitiva.
Fue en ese momento cuando se lo trasladaron por vez primera a Lopetegui y le ofrecieron salir dignamente, renunciando él al cargo y pactando un finiquito razonable. No hubo manera. Lopetegui, que se hizo cargo de las riendas del banquillo blanco en junio, no pensaba renunciar a ese sueño tan fácilmente. Y mucho menos a una suculenta cuantía de 18 millones de euros.
Lopetegui no transigió
Esa era la cifra total pactada por el técnico donostiarra en el plazo de tres años que duraba su fichaje: hasta 2021. Una extinción de contrato prematura no le iba a privar de ello.
La propuesta de Florentino, trasladada probablemente por su director general, José Ángel Sánchez –el mismo que logró retener a Lopetegui en el cargo hasta el clásico–, consistía en pagarle la temporada en curso al completo y también el segundo año.
Una foto de Lopetegui y Valverde en el Camp Nou / EFE
El objetivo del Real Madrid era ahorrarse, al menos, los seis millones de euros relativos a la tercera temporada de Lopetegui. Pero fue imposible.
La ira, tras el abatimiento
El Madrid trató de ganar tiempo y aceptó prolongar la vida del entrenador vasco durante los partidos contra el Viktoria Plzen y el Barça. El ridículo contra los checos y la humillación recibida en casa del eterno rival durante el clásico fueron la crónica de una muerte anunciada.
Lopetegui, diezmado y abatido, cambió ese aspecto de alma en pena que paseó por el Bernabéu y el Camp Nou por un posado mucho más feroz en las negociaciones. Dijo alto y claro que no iba a renunciar ni a un solo euro.
Florentino pierde la paciencia
La negativa rotunda a rebajar su precio colmó la paciencia de Florentino Pérez que, encabritado, dio rienda suelta a ese duro comunicado en que machacó la imagen de Lopetegui. Un despido fulminante que hace de oro al técnico: 18 millones por cuatro meses de trabajo.