El máximo responsable del área deportiva del FC Barcelona, Deco, concedió hace unos días una entrevista al medio brasileño Globo donde hablaba, entre otras cosas, del fichaje de Vitor Roque por el club blaugrana. Deco apuntaba a Xavi Hernández, en aquel entonces entrenador del primer equipo, como el culpable del fiasco del delantero brasileño, argumentando que exigió su llegada seis meses antes de lo pactado, provocando que el jugador aterrizara a media temporada y dificultando su adaptación al fútbol europeo. El propio Deco aseguraba que Xavi tomó esta decisión presionado por la prensa, que reclamaba un sustituto para Robert Lewandowski.
Sin ánimo de rebatir las declaraciones de Deco, sí que vemos necesario realizar algunas matizaciones. Es cierto que Xavi pidió que Vitor Roque llegara en enero y no esperar hasta junio, pero aquí omite el ejecutivo un hecho incontestable: Xavi no veía prioritario el refuerzo de un delantero. Su exigencia iba dirigida al pivote defensivo, donde llevaba tiempo reclamando una primera espada, como Martín Zubimendi o Joshua Kimmich, y al final le trajeron a precio de saldo a Oriol Romeu, que no pudo o no supo aguantar el peso de la camiseta.
Tras la operación fallida del pivote --también es verdad que Xavi no supo ver a Marc Casadó como una opción válida en ese momento--, el club dirigió la mirada a los puestos de arriba y aquí es donde surge con fuerza el nombre de Vitor Roque. En todo caso no se trataba de una apuesta personal de Xavi, si no de la dirección deportiva. De hecho, desde el entorno de Xavi se filtró que el candidato escogido por el egarense era otro brasileño, Endrick, con el que llegó a hablar con su entorno, pero el club se mostró inflexible sobre la elección de Vitor Roque.
Como siempre pasa en estas lides, hay dos puntos de vista bien distintos y antagónicos sobre el quién y por qué se fichó a Vitor Roque. La única realidad es que fue un fichaje fallido a todas luces, más allá de que acabara costando 30 o 40 millones.
Haría bien Deco de pasar página de la era Xavi, que tuvo cosas muy malas, pero evidentemente también muy buenas, como el debut de Lamine Yamal, con 15 años, como mayor epítome. No es de recibo aprovechar cualquier éxito de Hansi Flick para menoscabar el trabajo de Xavi, ya que seguramente uno no estaría donde está sin el trabajo del otro. El técnico alemán ha sabido aglutinar todas las virtudes del equipo que dejó Xavi para llevarlo a una nueva dimensión, corrigiendo o apartando los defectos de la anterior etapa. 
Más allá de la preparación física, la realidad es que Flick ha dado con la tecla, devolviendo la ilusión a todo el barcelonismo, con un juego ofensivo y espectacular. Y el camino se ha de seguir, sin mirar atrás, y si lo haces, sin rencor ni reproches. El pasado está ya escrito, el presente se está escribiendo y el futuro se ha de escribir, pero evitando, en la medida de lo posible, abusar de los renglones torcidos.