Raphinha, Ferran, Simeone y las escenas silenciadas del Atlético-Barça

La tensión escaló hasta las nubes en el Atlético de Madrid-Barça de Copa del Rey (0-1). Los pupilos del Cholo Simeone perdieron el último título en juego ante el FC Barcelona, que mantiene intacto el sueño cada vez más sólido del triplete. El técnico azulgrana, Hansi Flick, quería que el duelo sirviera de venganza como motivación extra para Raphinha, después de caer con contundencia en el parón de selecciones a manos de Argentina.

Varios cracks del combinado albiceleste como Rodrigo de Paul, Nahuel Molina y Julián Álvarez hincaron la rodilla en el Wanda Metropolitano. A pesar de los desencuentros del atacante brasileño con sus rivales en el candente duelo de selecciones, después de cobrarse su vendetta personal, tuvo un gesto con De Paul. Ambos jugadores intercambiaron camisetas en el túnel de vestuarios. La escena pasó desapercibida, del mismo modo que la rencilla de Ferran Torres con el Cholo Simeone a pie de campo, en pleno partido.

Intercambio de camisetas

Tras concluir el encuentro y certificar el pase a la final de la Copa del Rey, Raphinha esperó al mediocampista oriundo de Sarandí en el túnel de vestuarios. Los dos se abrazaron amistosamente, intercambiaron sus respectivas camisetas y volvieron a abrazarse de despedida.

De Paul, cabizbajo, siguió su camino hacia los vestuarios. La rivalidad quedó enterrada en el campo en un ejemplo de saber ganar por parte del 11 barcelonista. Raphinha también aprovechó para chocar la mano a Pablo Barrios en señal de fair play.

Tensión a pie de campo

Sobre el campo, con las pulsaciones a mil, se libró una guerra. El Cholo, en estado puro, era un manojo de nervios que no podía cesar de dar indicaciones, gritos y protestas al mismo tiempo. En un momento dado, Ferran Torres reprendió al entrenador colchonero.

Algunos internautas interpretan en Twitter que el delantero valenciano le espeta "deja de llorar", aunque lo cierto es que las imágenes no despejan la duda. En cualquier caso, la reacción no gusta al preparador rojiblanco y deriva en un cruce dialéctico y de miradas.