
Lamine Yamal felicita a Pau Cubarsí por su primer gol con la camiseta del Barça EFE
La afición responde en Montjuïc en ausencia de la Grada: tres goles de traca
La hinchada culé se mantuvo muy tensa durante la primera parte y animó sin parar a su equipo, hasta el tercer gol, el de la remontada, que acabó por causar un terremoto en el Estadi Olímpic
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Iñigo Martínez aplaudía resignado, en un Montjuïc absolutamente enmudecido, a sus compañeros tras el segundo gol del Atlético de Madrid en las semifinales de la Copa del Rey. Era el minuto 6 de partido y la única manera de levantar el ánimo sin los cánticos de la Grada d'Animació, expulsada del Estadi Olímpic. Sin embargo, el equipo de Hansi Flick fue levantando el vuelo y la afición respondiendo a los méritos de los azulgranas.
Si bien es cierto que se echó de menos la sinfonía de la Grada cuando el Barça estaba por debajo en la eliminatoria, la hinchada se hizo escuchar más y más con el paso de los minutos y, sobre todo, con cada gol del conjunto azulgrana. El tercero, de Iñigo Martínez, el mismo que aplaudía con un rostro muy serio, fue la traca final.

Montaje de la remontada del Barça al Atlético de Madrid en las semifinales de Copa del Rey FCB
Los 40.915 espectadores del Estadi Olímpic generaron un gran ambiente. Lamine Yamal puso de su parte, levantando a la gente de su asiento, haciendo aspavientos con los brazos tras cada ocasión peligrosa. El primer terremoto lo causó Pedri. El genio de Rocafonda trazó un pase de tres dedos milimétrico para Koundé, que la puso al punto de penalti, donde el mago de Tegueste la empujó hasta el fondo de la red.
Cubarsí hace historia
La montaña mágica lo fue gracias al Barça, su gente y, ¡cómo no!, los chavales de la Masía. En un centro de córner, Cubarsí remataba un balón muy bien puesto de Raphinha al segundo palo. Pau golpeó con todo, pero sobre todo con el corazón. Gol y locura desatada. Gente saltando en las gradas y Cuba, como le apodan los técnicos de la cantera, besándose el escudo, en su primer tanto con la camiseta del club de su vida.

Pau Cubarsí se besa el escudo del Barça tras marcar el gol del empate contra el Atlético de Madrid EFE
Lamine empujaba al suelo a Cubarsí, que corría como un loco sin saber hacia dónde. Los dos fueron los grandes responsables del empate y son el orgullo y buque insignia de este Barça.
La Grada, fuera del estadio
El último vino de la mano de Iñigo Martínez, el que aplaudía descorazonado al inicio de partido. Otro córner bien puesto y el central de Ondarroa se encontraba solo en el lado contrario del saque de esquina. El Barça culminaba la remontada y Montjuïc, sin la Grada, respondía con creces.
Almogàvers, Nostra Ensenya, Front 532 y Supporters Barça se quedaron fuera del estadio, donde recibieron al bus con bengalas y cohetes. Sin las cuatro peñas, la afición aprobó con nota y generó un ambiente admirable en Montjuïc.
Bajonazo final
La gente se lo pasó muy bien. Gritaron "toooonto, tooonto, tooontoo" a Simeone cuando protestaba. Contestaron a la hinchada colchonera cuando iniciaba un cántico con silbidos y, sobre todo, fueron el jugador número 12 en la ida de las semifinales de la Copa.
El Barça marcó el cuarto y luego el Atlético empató. Los de Flick desaprovecharon uno de los mejores días de la afición. Con muy poco, los de Simeone sacaron un rédito muy grande de la ida en Montjuïc.