El Barça también sabe sufrir. El Getafe, posiblemente el equipo más rudo de la Liga, complicó la vida del líder, que celebró la séptima victoria en siete partidos en una noche desapacible para los barcelonistas. El gol de Robert Lewandowski premió la perseverancia de un Barcelona que no supo liquidar la función y palideció al final, con Iñaki Peña en la portería.
A Hansi Flick le gustaría gestionar con menos agobios los descansos de los futbolistas, pero las lesiones son una pesadilla en un Barça que ha comenzado desbocado, intenso. A la espera de buenas noticias de la enfermería, el técnico alemán va con todo, o casi, y contra el Getafe prescindió de Pedri y alineó a Iñaki Peña; Koundé, Pau Cubarsí, Iñigo Martínez, Balde; Éric García, Marc Casadó, Pablo Torre; Raphinha, Lamine Yamal y Lewandowski.
Iñaki Peña, protagonista
El Getafe de Bordalás, habitualmente, ha sido una pesadilla para el Barça. Pocos equipos son tan competitivos y desagradables, empeñados en perder tiempo y cortar el ritmo del rival al precio que sea. En Montjuïc, el equipo madrileño quiso golpear primero a Iñaki Peña, ovacionado desde la Grada d'Animació, sobre todo tras detener un cabezazo de Carles Pérez.
Al Barça le costó meterse en el partido. Éric García no es fiable como mediocentro y Pablo Torre es demasiado intermitente. Encallaba el equipo ante un Getafe que cerraba muy bien los espacios, pero encontró soluciones por la banda derecha, con Lamine Yamal y Koundé, cada vez más profundo. El defensa francés, muy clarividente, aceleró por la banda derecha y Lewandowski remató sus asistencia.
Las ocasiones del Barça
Lewandowski dio vida al Barça, con más ideas cuando el Getafe abrió sus líneas, con Raphinha crecido y un Lamine Yamal sobrado de talento y confianza. También el delantero polaco pudo marcar pero disparó al muñeco en el uno contra uno con Soria en un partido de los barcelonistas con más dominio que ritmo.
El segundo acto comenzó como acabó el primero, con el Barça monopolizando el balón ante un Getafe que, fiel a su repertorio, pegó mucho más, con continuas faltas tácticas y el mínimo castigo. El partido era desagradable para los barcelonistas, sin continuidad y poco preciso, a la espera de una genialidad de Lamine.
Raphinha, más centrado
Flick, pasada la hora de partido, dio entrada a Ferran Torres por Pablo Torre. Quería más intensidad y velocidad el técnico del Barça, que colocó de nuevo a Raphinha por detrás de Lewandowski y al delantero valenciano por la izquierda.
El Barça insistía, pero no había manera de cerrar el partido. A un cuarto de hora para el final, Pedri relevó a Lewandowski. Flick no quería perder el control del juego, impaciente con las ocasiones erradas ante Soria y con un Getafe que tuvo vida hasta el final. Su apuesta por un fútbol desabrido no mereció premio alguno y no pudo frenar a un Barcelona que sueña con la Liga, aunque le queda un mundo.