Barça y Girona están condenados a entenderse. Ya lo hicieron hace un año. Tras el fichaje de Oriol Romeu por el club catalán, que no sentó demasiado bien en Montilivi, las relaciones entre ambas entidades mejoraron tras las cesiones de Pablo Torre y Éric García al club rojiblanco.
Oriol Romeu, de entrada, encajó bien en el Barça. Fue titular en los primeros partidos de la Liga, pero muy pronto se apagó. Con Frenkie de Jong se entendió muy bien, pero la primera lesión de tobillo del centrocampista neerlandés fue un problema para el jugador de Ulldecona. A partir de entonces fue de más a menos.
La marcha de Aleix
Xavi dejó de contar con él. Romeu acusó la presión de jugar en el Barça y perdió siete kilos. Ahora busca una salida. Igual que el club. Y Quique Cárcel, director deportivo rojiblanco, estaría encantado de contar otra vez con él. La marcha de Aleix García al Bayer Leverkusen también facilita el regreso de Romeu a Montilivi.
El Barça, por otra parte, quiere fichar a Pau Víctor, delantero centro de Sant Cugat de 22 años que ha sido la gran sensación del filial barcelonista. El club azulgrana tenía una opción para quedárselo en propiedad si abonaba tres millones al Girona, pero no ejecutó tal opción.
La salida de Guiu
Pau Víctor está abierto a seguir en el Barça. De entrada seguiría en el segundo equipo, sobre todo tras la marcha de Marc Guiu, pero podría tener minutos en Primera División. Sobre todo si Vitor Roque sale del Barcelona.
Barça y Girona también hablarán de Éric García. En principio, Flick cuenta con él. También cuenta con el joven Mika Faye, a quien también pretende el Girona. Uno de los dos podría quedarse en Barcelona y el otro jugador en Montilivi porque Deco y Cárcel tienen mucho a ganar con sus cambios de cromos.