El Barça ha cumplido con el objetivo de mínimos marcado a principios de temporada en Europa: la clasificación para los cuartos de final de la Champions. La victoria ante el Nápoles y el buen momento del equipo de Xavi ilusiona a la masa social barcelonista tras unos meses de tedio y decepciones. El PSG, próximo rival, ya no es visto como un rival inasequible y Joan Laporta, presidente barcelonista, sueña con un desenlace épico que tendría consecuencias muy positivas a corto y medio plazo.
Europa es la gran asignatura pendiente del Barça, campeón por última vez en 2015. Desde entonces, todo han sido decepciones y fracasos, con derrotas sangrantes como el 2-8 contra el Bayern de 2020. Con Xavi y sus futbolistas heridos en su orgullo, el equipo azulgrana se siente fuerte para eliminar al PSG. Si pasa a semifinales, su próximo rival sería el vencedor de la eliminatoria entre el Atlético de Madrid y el PSV Eindhoven.
Dinero y prestigio
Laporta y Xavi quieren la Champions. También, los futbolistas. Ganarla ya no parece una utopía o, al menos, llegar a la final. En los próximos meses, el Barça se juega mucho: dinero y prestigio deportivo. El presidente sabe que debe cerrar el curso actual con números verdes para poder renovar con mínimas garantías su plantilla en verano.
La renovación de la plantilla también pasa por un buen final. El Barça ya no es un club que seduzca tanto a los futbolistas. Son conocidos sus problemas económicos y Laporta sabe que un desenlace exitoso en la Champions facilitaría algunas operaciones. Por ejemplo, el deseado fichaje de Joshua Kimmich.
El fichaje prioritario
El Barça busca un mediocentro de primer nivel y también aspira a fichar a un extremo izquierda. El club no cuenta con Ansu Fati, que podría ser cedido otra vez, y espera prolongar la cesión de Joao Félix. El problema es que el Atlético ha tasado al delantero portugués en 70 millones de euros y el Barcelona solo contempla ahora una nueva cesión. O un traspaso por menos de la mitad.
El futuro del Barça pasa por la cantera. Por futbolistas como Lamine Yamal, Pau Cubarsí, Héctor Fort y Fermín López. En verano, habrá ventas importantes, aunque Laporta espera sellar la renovación de Ronald Araujo, por quien el Bayern está dispuesto a pagar 100 millones de euros. Prefiere vender a Koundé, Christensen y Raphinha. Incluso a Frenkie de Jong, para iniciar una nueva etapa en un Barça que busca un respiro económico.
La recuperación económica
Laporta condiciona la recuperación económica a los éxitos deportivos. Actualmente, el futuro de Xavi es incierto. Igual que el de Deco. El pasado verano, el ejecutivo brasileño y Bojan Krkic sustituyeron a Mateu Alemany y Jordi Cruyff en la dirección deportiva. Los cambios no fueron del agrado del actual técnico barcelonista, quien tenía una relación muy fluida con Jordi.
El presidente del Barça no descarta nuevos cambios. En las últimas semanas ha asumido las renuncias de Maribel Meléndez y Eduard Romeu, máxima ejecutiva y vicepresidente económico del club. Los problemas se acumulan, pero el entorno de Laporta asegura que sigue fuerte, convencido de rescatar a una entidad que fue muy grande durante su primer mandato.