El Bayern ha conquistado el título de Bundesliga in extremis este fin de semana, con un gol en el tiempo de descuento de Jamal Musiala que desató la euforia entre la plantilla de Thomas Tuchel. Eso no ha evitado que siga la mala vibra en el club, sobre todo a raíz de las destituciones que se produjeron justo después de que el Bayern conquistase el título. Joshua Kimmich se ha quejado de ello públicamente, y ha vuelto a dejar patente su mala relación con la cúpula de la entidad muniquesa.
Unas destituciones inoportunas
Oliver Kahn fue despedido como CEO del club bávaro, y Salihamidzic como director deportivo. Unas destituciones que se anunciaron durante la celebración del trofeo de Bundesliga, algo que sorprendió a Kimmich. El mediocentro no ha dudado en protestar al respecto, dejando claro que no era el mejor momento para confirmar la decisión.
"Independientemente de lo que pienses al respecto, el club podría haber esperado dos o tres días para anunciarlo. Cuando aseguras el título y luego te llega una noticia como esa, estás en una montaña rusa emocional", ha declarado Kimmich.
El jugador del Bayern no ha atravesado su mejor temporada en lo personal, y tampoco en lo deportivo. No entendió la repentina destitución de Julian Nagelsmann y, viendo que el club bávaro es un polvorín, se plantea seriamente una salida este verano en busca de nuevas experiencias futbolísticas.
Durante la celebración de la Bundesliga sobre el césped del Allianz Arena, se especuló con una despedida de Kimmich, que se quedó durante unos minutos solo ante la afición del Bayern. Un instante parecido al que ya protagonizó el año pasado Robert Lewandowski, y que podría entenderse como una especie de despedida.
Kimmich gusta al FC Barcelona
No es ningún secreto que Joshua Kimmich gusta al FC Barcelona y a su entrenador, Xavi Hernández. Más aún ahora que Busquets ha hecho las maletas. El caso es que tiene contrato vigente con el conjunto germano hasta 2025, por lo que el Barça tendría que negociar su fichaje con un Bayern que todavía anda picado por la repentina marcha de Lewandowski el pasado verano rumbo al Barça. Su fichaje no será fácil. Pero tampoco es imposible, y menos aún si el jugador pone de su parte.