La mediocridad del Barça sin Messi creado por Laporta
La nueva era del ilusionante presidente no podría haber empezado peor la Champions
15 septiembre, 2021 03:30Prometió ilusión, motivación y un Barça con identidad antes de ganar las elecciones a la presidencia del FC Barcelona. “Lo hicimos en 2003 y lo volveremos a hacer”, repitió de manera insistente el nuevo presidente de la institución más global de Catalunya. También había prometido intentar retener a Leo Messi, que debuta este miércoles con el PSG en Champions, y construir un equipo competitivo. De momento, Joan Laporta no ha cumplido nada.
Su Barça sin Messi, dirigido por un Ronald Koeman al que el propio presidente ha debilitado varias veces en público –y nadie duda que más pronto que tarde le dará la estocada definitiva con la complicidad de los medios afines que lo tienen en el punto de mira–, es mediocre. La peor plantilla que se recuerda en la entidad desde tiempos de Joan Gaspart. Durante las elecciones, y más tarde, se permitió elucubrar con la posibilidad de fichar a Neymar, Haaland o Mbappé. La realidad es que se ha tenido que quitar de encima hasta a Griezmann.
Objetivo real: reducir el aval
Luuk de Jong daba el campanazo como fichaje de última hora tras la inesperada salida del campeón del mundo francés. El ariete holandés, que debutó con mucha pena y nada de gloria este martes frente al poderoso Bayern (0-3), aspira a recuperar la conexión que tuvo tanto en el PSV como en la selección holandesa con Memphis, el único fichaje ilusionante esta temporada.
Tras inflar unas pérdidas escandalosas por valor de 481 millones de euros, Laporta se empeñó en empezar a generar beneficios en el mercado de fichajes para su primer mandato completo. Ingresó 88 millones y anotó unos beneficios por traspasos de 71 kilos que van dirigidos a reducir cuanto antes el aval prestado el pasado marzo, tasado en 124,6 millones de euros. Y esa es la verdadera política económica que ha llevado a hipotecar la plantilla de Koeman.
Plantilla mermada
Es normal, con semejante escabechina de jugadores, que el técnico holandés no tenga argumentos para hacer frente a todo un coloso como el Bayern. Máxime, cuando los delanteros que le han quedado pasan más tiempo en la enfermería que sobre el verde: Braithwaite, Ansu Fati, Dembelé y Agüero están lesionados y, lo peor, arrastran un preocupante historial de lesiones de gravedad. Memphis, De Jong y Coutinho también se han recuperado hace relativamente poco de dolencias que se dilataron en el tiempo.
Luuk de Jong contra el Bayern / FCB
Los que menos se lesionaban, Messi y Griezmann, han salido del equipo. La baja de este último es menos sensible en lo deportivo, pero al menos era una garantía en cuestiones físicas. Sobre el caso de Leo, cada vez son más las voces que señalan una verdad silenciada: si realmente hubiesen querido retenerlo, se habría podido encontrar la fórmula. Lo dice incluso Jaume Roures, el principal avalista de Laporta, que prestó 30 millones a la causa.
Lo que no se cuenta
Todo ello depara un Barça sin Messi construido en la mediocridad que necesitará sangre, sudor y lágrimas para salvar una temporada condenada al fracaso. Laporta es el arquitecto de un proyecto encomendado a la frustrada Superliga y que renunció a los ingresos del Barça Corporate (200 millones), a la inyección de CVC (270) y a una rebaja salarial anticipada de sus futbolistas para dejar escapar a Messi y hacer caja con Griezmann. Ahora, los medios afines a la directiva filtran que en enero se podrán destinar 60 millones para fichajes. ¿De dónde salen?
Las explicaciones se esperan con la publicación de la Due Diligence, esperada para el pasado mayo y prevista, en teoría, para este septiembre. Mientras tanto, el aficionado culé asiste con estupor al lamentable espectáculo de un Barça que le juega al Bayern como un equipo pequeño para salir igualmente goleado.