El FC Barcelona, como el PSG, llegaba con serias dudas en su once titular. Ronald Koeman decidió forzar a dos jugadores que no estaban en su mejor momento de forma física y el equipo lo notó. Salieron de inicio Sergiño Dest y Gerard Piqué y las sensaciones no fueron buenas.
El lateral diestro apenas subió y se limitó a defender los arreones de Kylian Mbappé. En estático lo controló más o menos bien, pero con espacios y, con constantes dos contra uno, se vio superado. Se le veía poco reactivo en los cambios de ritmo, aunque no se le puede culpar de los cuatro goles parisinos.
Si el estadounidense no estaba preparado, qué decir de Piqué, que llevaba más de dos meses alejado de los terrenos de juego. Demostró barcelonismo y actitud corrigiendo a sus compañeros, pero las piernas no le dieron para más. Cuando el partido se convirtió en un correcalles, sufrió en exceso. Como es normal, le queda rodaje para volver a estar en forma.
Superados por el ritmo
Quien salió claramente en la fotografía de dos de los cuatro goles fue Clement Lenglet. El central francés estuvo lento al quitarle el balón a Mbappé en el primer gol. Luego éste le regateó y fusiló. También quedó retratado en el tercero, al descuidar el marcaje de Moise Kean, que remataba a placer a pocos metros de la línea de gol. Está muy lejos del nivel que mostró cuando llegó al Camp Nou.
Los jugadores del Barça defendiendo un centro del PSG / FC Barcelona
Tampoco fue el día de Jordi Alba, una de las armas más peligrosas esta temporada. Apenas se incorporó en ataque, pues estos fueron cortos y rápidos. También cabe destacar que Leo Messi, su mejor socio, no apareció y su conexión no llegó. Poco trascendental y superado por el nivel físico de Moise Kean y Florenzi.
Sergio Busquets también castigó ese ritmo alto, saltando a la presión y dejando espacios a su espalda donde aparecía Marco Verratti, el punto de creatividad del PSG. No supo unir defensa y ataque ni imponer su ritmo de juego. Cuando no se tiene el control, es el jugador que más sufre.
La delantera, desaparecida
Ni siquiera el capitán Leo Messi cogió las riendas del encuentro. No supo marcar las diferencias ni desequilibró el partido. En 90 minutos solamente disparó una vez a portería, desde el punto de penalti. Contagió al equipo de su apatía. Cayó en la telaraña que le tejió Mauricio Pochettino y estuvo neutralizado en todo momento.
Menos aún ofreció Antoine Griezmann, que tuvo tres ocasiones para ver portería, dos de ellas en situación clara de remate. Se esperaba que contra sus compatriotas se reivindicara, pidiera el balón o, por lo menos, demostrara carácter. Pero no, volvió a estar desaparecido.
Antoine Griezmann fallando una ocasión ante Keylor Navas / FC Barcelona
Ya es una constante esta temporada destacar acciones puntuales y la actitud de Ousmane Dembelé. Un minuto después del primer gol, tuvo el segundo en sus botas, pero la falló. Pidió el balón, pero constantemente se encontraba con un dos contra uno. Sin ayudas, lo intentó, pero no tuvo ningún éxito.
Se salvan de la quema
Pedri y De Jong, que brillaron más defensiva que ofensivamente, se vieron superados, pero son ese filo de esperanza que hace que el barcelonismo no baje los brazos definitivamente. Algo parecido sucede con Francisco Trincao, que lleva varias buenas actuaciones y contra el PSG salió con muy buena actitud. En 12 minutos demostró mucho más en cuanto a motivación que alguno de sus compañeros.
Ter Stegen desviando un disparo de Kurzawa / FC Barcelona
El hombre del partido fue Marc-André Ter Stegen. Le marcaron cuatro goles, pero salvó otros de bastante claridad, especialmente un disparo de Moise Kean, otro de Kurzawa y un uno contra uno contra Kylian Mbappé. Que el portero, que recibió cuatro tantos, sea de los más destacado en positivo, dice muy poco de este Barça.