"Los buenos siempre se entienden", comentaba Ronald Koeman este martes, de madrugada, tras la victoria del FC Barcelona en Valladolid. El entrenador holandés, satisfecho y más relajado de lo que viene siendo habitual, aplaudía la conexión entre Leo Messi y Pedri González que parece devolver la estabilidad a un equipo inmerso, como el club, en una situación ciclotímica.
Los de Koeman necesitaban una victoria cómoda y, especialmente, a domicilio. Seguramente no habría sido posible sin esa buena sociedad que conforman el crack argentino y el genio canario. Sin embargo, esta vez también tuvo mucha culpa del éxito el héroe de Wembley, capaz de redirigir esa bagoneta que conduce por una alocada montaña rusa hacia un nuevo subidón.
Y lo hizo sin Griezmann ni Coutinho, dos de los fichajes más caros de la historia del Barça, que entre ambos han costado la friolera de 300 millones de euros al club. El francés no jugó y el brasileño, cuyo importe invertido ya alcanza los 155 millones de euros y está a dos partidos de llegar a los 160 millones, participó como suplente pero volvió a ser una sombra de lo que se espera de él.
Las tres claves del nuevo sistema
El gran acierto, más allá de dejar a los fichajes estrella en el banquillo, consistió en redibujar el equipo y apostar por un sistema inédito desde su llegada: el 3-4-2-1. Con tres centrales --Mingueza, Araujo y Lenglet--, dos mediocentros --Pjanic y De Jong--, dos laterales ofensivos y algo más liberados de las tareas defensivas --Sergiño Dest y Jordi Alba--, dos jugadores moviéndose con libertad en la mediapunta --Pedri y Messi-- y un delantero centro puro como es Braithwaite de referencia.
Leo Messi y Pedri celebran la magistral jugada de ambos que terminó en gol del astro argentino / FCB
Koeman se la jugaba, pero realmente dio con la tecla porque dotó al equipo de lo que realmente necesitaba: mayor solvencia defensiva, mucho más dominio del partido a través del control absoluto del centro del campo, y unos laterales profundos como puñales que al estar mejor resguardados se sintieron más frescos y liberados. Una sensación que agradece especialmente el veterano Jordi Alba, sancionado.
Pedri pone en peligro a Griezmann y Coutinho
El triunfo contra el Valladolid no debe confundir a nadie. No toca tirar cohetes todavía porque este Barça en construcción nos recuerda constantemente que todavía queda mucho por hacer antes de lanzar las campanas al vuelo. Sin embargo, es gratificante ver que Koeman reacciona y le da vueltas a la cabeza para mejorar las cosas. El técnico holandés ya dispone de tres sistemas que puede ir alternando en función del rival: el 4-2-3-1 que tanto le gusta, el habitual 4-3-3 de toda la vida en can Barça y el nuevo 3-4-2-1 que permite poner a los laterales de extremos y dejar un carril central más liberado para los verdaderos artistas.
El entrenador holandés deberá ir alternando esos dibujos en función del rival que enfrente para exprimir las debilidades del contrincante con la apuesta de Pedri cada vez más consolidada. Con un perfil más defensivo, el Barça gana equilibrio y condena a Griezmann a competir por la posición de '9' con Braithwaite mientras que Coutinho no tendrá más remedio que vivir a la sombra del joven virtuoso canario. Decisiones que serán aplaudidas si el equipo logra carburar.