Luis Suárez fue el fichaje inesperado del Barça tras el regreso del fútbol. El uruguayo, operado de la rodilla, volvía a ser uno más de la plantilla tras cuatro meses alejado de los terrenos de juego. Quique Setién recuperaba así a uno de los indiscutibles de la plantilla y necesario para hacer algo grande.
Aunque en los dos primeros partidos --Mallorca y Leganés-- entró desde el banquillo, regresó a la titularidad contra el Sevilla. El entrenador reconoció en rueda de prensa que “no está para los 90 minutos”, pero las necesidades apretaban y se quedó todo momento sobre el césped. Aunque tuvo el gol en los últimos minutos, no se pasó del empate a cero.
Contra el Athletic Club (1-0), volvió al once inicial. Estuvo muy activo, con dos ocasiones en la primera parte, pero tampoco sin premio. Ya en la segunda, apareció el cansancio y su movilidad y presión fueron a menos. Lo sustituyeron en el minuto 85 tras consultarlo con él previamente. 175 minutos de los últimos 180.
La conversación con Sarabia y Setién
Aunque el jugador no lo pedía, se veía que no daba físicamente más de sí. Desde el banquillo, aprovechando el cooling break en el minuto 75, vimos como Eder Sarabia y Quique Setién le consultaban la sustitución. Luís Suárez respondió con una mueca deseando quedarse sobre el verde.
Eder Sarabia y Quique Setién consultando el cambio con Suárez / Movistar Plus
Diez minutos después llegaba el cambio. Entraba el danés en su lugar, un movimiento de banquillos que se debería haber hecho mucho antes, pero las jerarquías volvieron a mandar. Consultando el descanso con los futbolistas, difícilmente se priorice lo que de verdad necesita el colectivo.