En Can Barça toca hacer autocrítica. Este sábado visitaban el campo del Espanyol (2-2), últimos clasificados de Primera División, y no pudieron generar grandes ocasiones. Los de Ernesto Valverde tenían la posesión del balón, pero costó buscar la portería de Diego López.
Solamente Luis Suárez consiguió desordenar la defensa perica. Marcó un buen gol a pase de Jordi Alba y asistió nueve minutos después a Arturo Vidal. El primer tanto fue muy significativo pues demuestra una de las carencias del equipo esta temporada y que está pasando factura.
El dato alarmista
En el gol del empate de los azulgranas, el defensa de L’Hospitalet puso un buen centro a media altura que era desviado por el charrúa a pocos metros de la línea de gol. Esta asistencia significaba la primera asistencia de la temporada para el 18 y llegaba en el último partido de la primera vuelta.
Suárez celebrando su tanto contra el Espanyol con Leo Messi y Antoine Greizmann / EFE
Durante muchos cursos, Jordi Alba ha sido uno de los argumentos ofensivos más peligrosos del Barça. Sin ir más lejos, la temporada pasada repartió 16 pases de gol, muy lejos de lo que llevamos esta temporada. Uno de los futbolistas que más acusa esa falta de profundidad es Messi, que echa de menos a su socio.
Cabe destacar que el lateral no ha estado disponible en todos los partidos y ha tenido un inicio de curso muy movido en cuanto a las lesiones se refiere. Se ha lesionado en los isquiotibiales y recayó de esa lesión. Se perdió un total de diez partidos y estuvo unos dos meses aproximadamente alejado de los terrenos de juego.
Falta de adaptación
Otro de los detalles que nos deja el derbi es la falta de entendimiento entre los integrantes de la banda izquierda: Griezmann, De Jong y Alba. Los tres tienen libertad de movimientos y, a menudo, se solapan los movimientos y se molestan. Eso es de fácil solución, minutos de juego juntos, pero las lesiones han imposibilitado que esto sea posible hasta ahora.