Este sábado se vio en Granada uno de los peores Barça de los últimos años. De imagen paupérrima, los blaugranas naufragaron en Los Cármenes (2-0) y revelaron una sensación de impotencia que se arrastra desde Anfield.
Ernesto Valverde, abatido, dijo estar enfadado sin parecerlo, pero acertó en la reflexión: “Cuando pierdes tienes que haber merecido ganar y hoy no ha sido así”. Autocrítico el técnico con un “me siento responsable” y autocrítico Luis Suárez al hacer una confesión que dispara las alarmas: “Nos espera un año largo y complicado”.
El Barça fue inferior al Granada en todas las facetas del juego salvo en posesión (26-74%) y en córners generados (4-5). En todo lo demás, los nazarís pasaron por encima de los blaugrana de forma casi abusiva.
Mucha posesión, nula ambición
El primer problema fue la actitud. Una falta de ambición, de intensidad, que se viene detectando desde hace tiempo, pero muy especialmente desde la debacle contra el Liverpool. Hay jugadores, y tal vez también el entrenador, que no levantan cabeza.
El Granada luchó el triple que los azulgranas y demostró un hambre de ganar que fue suficiente para llevarse los tres puntos sin excesivos problemas. El Barça no opuso verdadera resistencia, apenas generó ocasiones de peligro.
Ansu Fati controla con un balón con clase en el Granada-Barça / EFE
Y las únicas que se generaron llegaron de botas de un juvenil. Ansu Fati fue el mejor del Barça a sus 16 años, un dato revelador que refleja lo mal que está la plantilla. De repente, parece que hay una dependencia del joven Ansu, un futbolista con quien nadie contaba. Hasta el punto de que le quieren privar del Mundial sub-17.
Griezmann recuerda a Coutinho
Esto no hace sino destapar la deficitaria planificación deportiva, donde se apostó por Griezmann sin tener claro que encaje en el equipo, donde se intentó fichar a Neymar a la desesperada y donde ahora se depende de un juvenil.
Marginado en las bandas, el ariete francés fue una versión empeorada de Coutinho –defiende más pero todavía genera menos en ataque– tanto por derecha como por izquierda. Como Luis Suárez, cuya dependencia del gol marca la valoración de sus partidos, falto como está de chispa.
Leo Messi conduce un balón en Los Cármenes / EFE
Ansu Fati en 45 minutos aportó mucho más que ellos y Messi, su mejor socio, se encomendó al joven para buscar las asociaciones viendo que sus otros dos camaradas no le daban soluciones, sino problemas.
Ilusión, talento y ejemplo
El recién nacionalizado español fue el mejor del Barça con diferencia, y no solo por su talento, sino por la actitud de apretar al Granada e intentarlo una y otra vez: llegó a pedir a Herrera que se marchase rápido del terreno de juego y recogió un balón de fondo para colocárselo al portero rival, Rui Silva, esperando que sacase rápido.
Lo que hizo Ansu fue un ejemplo para el resto de sus compañeros. Más que el talento, que tiene una barbaridad, lo que demostró fue ganas de ganar. Algo que no reflejaron los demás jugadores del Barça. Hay un problema que no será fácil de resolver y, como dice Suárez, la temporada se puede hacer muy larga y complicada.