Neymar Jr. cierra, de momento, el último capítulo frustrado del FC Barcelona por hacerse con los servicios de algún jugador del PSG. Su caso es distinto ya que en su currículum, y casualmente en sus mejores años deportivos, cuenta con los éxitos que cosechó como jugador azulgrana en el Camp Nou.
Su salida fue entendida como una traición del más alto nivel a la entidad catalana, pero el buen recuerdo que dejó en una gran parte del barcelonismo y sobre todo del vestuario, han avalado la postura del club de este verano para volver a pujar por el jugador. La apuesta por su retorno también se ha visto motivada por el bajo rendimiento de los jugadores que llegaron para sustituirlo, Dembelé y Coutinho, especialmente el primero, por su posición y cualidades técnicas y físicas.
Con el carioca definitivamente en París, este primer intento deja, a priori, algunas noticias positivas. Ya se ha tanteado al club francés y las relaciones han mejorado. El acuerdo estuvo a punto de llevarse a cabo, pese a que la tensión fue evidente. No solo por el pago de la cláusula de rescisión del brasileño en 2017, sino porque en verano de 2018 los dirigentes franceses intentaron llevar a cabo la misma jugada con Ivan Rakitic.
Los precedentes
Pero antes de Neymar, hubo otros jugadores de máximo interés y prioridad para el club azulgrana. El primero fue Thiago Silva, todavía jugador de la entidad francesa. El brasileño llegó al Parque de los Príncipes procedente del AC Milan, pero la entidad parisina se adelantó en el fichaje y abonó la cifra que el club italiano pedía dada su mayor capacidad económica. Una vez aterrizó en París nunca hubo fórmula posible para sacarlo de la Ligue 1. Y desde 2012 allí sigue.
Thiago Silva, Dani Alves, Neymar Júnior y Marquinho / EFE
Ante la imposibilidad de firmar a un central de clase mundial, llegó el turno de su compatriota, Marquinhos. El defensor llegó a París en 2013 después de que el club fancés abonará 32 millones de euros a la Roma. Pero pese a los distintos intentos del club catalán no hubo manera de convence al PSG. La defensa azulgrana se resolvió con otros fichajes, pero nunca pudo hacerse con dos zagueros que son indiscutibles con su selección.
Misma obsesión
El PSG hizo gala de su potencial financiero y empezó a reforzarse con jugadores reconocidos mundialmente, pero muy poco valorados en sus clubs. Fue el caso de Di María, exjugador del Real Madrid, quien recaló en el París en 2015 tras abandonar Concha Espina en 2014 para recalar en el Manchester United durante una temporada. También se dio otro caso similar con Verratti, un jugador del gusto azulgrana pero que nunca pudo abandonar el PSG.
Firmó por el gigante francés en 2012 tras su irrupación en el Calcio, con la elástica del Pescara Calcio, el PSG se hizo con los servicios del centrocampista por 12 millones de euros, y como el caso de sus compañeros brasileños, nada ni nadie le ha conseguido sacar de París, pese a las distintas ofertas que presentó el club catalán por el jugador. La insistencia por el italiano no tuvo éxito y parece que no gustó en la capital. Dos veranos con Verratti entre ceja y ceja que acabaron con el pago de la cláusula de rescisión de Neymar como vendetta del club francés.
El último
El último caso, antes de Neymar, lo protagonizó Adrien Rabiot. Fue un caso distinto y más polémico. El centrocampista francés se negó a renovar con la entidad consciente de que su nuevo contrato le impediría cambiar de aires --su principal deseo-- y el club francés lo apartó el resto de la temporada pasada. Sonó como refuerzo para la medular azulgrana y el club intentó ficharlo en el mercado de invierno consciente de que no llegar a un acuerdo en enero de 2018 supondría para el PSG no ingresar un euro por el jugador, pero ni así consiguieron llegar a un acuerdo.
Adrien Rabiot jugando con el PSG esta temporada / EFE
Apartado del equipo y sin disputar un solo minuto de la segunda vuelta de la pasada temporada, el fichaje de Rabiot se desinfló tras la irrupción de otros jugadores como De Jong y este verano firmó como agente libre por la Juventus.