Ousmané Dembelé tuvo que esperar, de nuevo, en el banquillo. Ernesto Valverde optó por Coutinho para su tridente de ataque y pese a que el brasileño se quedó sin ver puerta, acertó. La apuesta se cerró con un contundente 3-0 y con un Coutinho que dejó buenas sensaciones en el verde, pese algunas pérdidas sonadas --y especialmente lamentadas en la grada y que provocaron la reacción de Messi-- en el momento más importante de la temporada.
Ya en el añadido y con el Liverpool volcado en ataque para encontrar un gol que le metiera de nuevo en la eliminatoria, el Txingurri recurrió a Carles Aleñá y a Dembelé para cerrar el partido vistos los espacios que se vio obligado a ceder el Liverpool en defensa. Valverde lo vio claro, pero a Dembelé le faltó definición y tiempo para meterse en un partido que se había convertido en un intercambio de golpes constante.
Con el 3-0 en el marcador, el Mosquito tuvo en sus botas dos ocasiones claras, para cerrar una eliminatoria que deberá decidirse en Anfield pese al marcador ventajoso con el que cuentan los azulgranas. Con apenas cinco minutos de juego, Dembelé dispuso de más ocasiones que en casi todo el encuentro. De hecho, hasta la entrada del francés en el verde el Barça solo había disparado a puerta en cinco ocasiones con tres goles. Una efectividad envidiable.
El error
Para muchos el partido reclamaba de la presencia del francés una vez se convirtió en un correcalles, pero en apenas tres minutos Dembelé pudo haber cerrado el marcador. Falló una primera ocasión menos clara, pero tuvo en sus botas, y a pase de Messi, el que hubiera significado el cuarto tanto de la noche.
Lideró el contraataque tras un córner del Liverpool y tras fijar a los defensas cedió para Messi quien quiso repartir los tantos. Con Dembelé y Piqué en el área, el francés remató mordido un centro que Alisson se encontró de frente. Un tanto del que el barcelonismo espera no tener que lamentarse en el próximo martes.