Leo Messi fue el gran héroe de la remontada en el Sánchez Pizjuán con tres obras de arte que pasan directamente a la lista de los mejores goles de su trayectoria. Sin el argentino el FC Barcelona probablemente no le hubiera podido dar la vuelta al partido... pero sin la reacción de Ernesto Valverde en el descanso tampoco.
El Txingurri supo responder al baño del Sevilla en la primera parte y tras la reanudación introdujo dos cambios que fueron clave: Ousmane Dembelé despertó al equipo y comprometió defensivamente a los hispalenses con sus regates, su desborde y su velocidad, mientras que Sergi Roberto aportó un plus ofensivo al equipo que Nelson Semedo, el sustituido, aún está lejos de poder dar.
Cambio de sistema
Pero lo más importante en el inicio de la segunda parte no fueron los hombres que entraron, sino la nueva distribución del FC Barcelona sobre el césped. Pasó del 4-3-3 típico con Coutinho arriba y Vidal en el centro del campo a un 4-2-3-1 o 4-4-2 según el momento con Rakitic y Busquets en el doble pivote, Coutinho y Dembelé en las bandas y Messi de elemento libre.
Una modificación que dio más amplitud y por lo tanto más espacios al club azulgrana. El 10 tenía espacio para encarar y tiempo para pensar, el 11 tuvo varios uno contra uno y el 4 y el 5 tenían más líneas de pase disponibles. Eso supuso que el Barça tuviera un control del balón efectivo y defensivamente mucha más fiabilidad: con el doble pivote hubo más ayudas y los laterales rivales no pudieron subir tan alegremente porque Dembelé y Coutinho amenazaban con un contrataque.
Con todos estos cambios, Valverde le devolvió el golpe a Machín, que en el planteamiento inicial fue claramente superior al Txingurri. Si en la segunda parte se jugó a lo que quiso el FC Barcelona, en los primeros 45' era el Sevilla el que dominaba a la perfección los tempos del encuentro.
Machín puso contra las cuerdas a Valverde
El exentrenador del Girona dio una verdadera lección de fútbol durante la primera mitad. Uno de los elementos más novedosos fue el emparejamiento de Jesús Navas con Jordi Alba. El canterano sevillista ganó el duelo al de l'Hospitalet y encontró el premio del gol en el minuto 21.
En ese tanto se vieron las vergüenzas del FC Barcelona. Messi perdió el balón en la frontal del área sevillista y en apenas un pase el equipo de Machín logró una situación de tres contra dos. Umtiti y Piqué estaban solos ante el peligro. Sarabia arrastró a la defensa, Ben Yedder condujo exquisitamente la contra y Navas la remató.
Machín en la banda durante el Sevilla-Barça / EFE
Los problemas defensivos se hicieron aún más evidentes en el segundo gol. La salida de balón por parte de Ter Stegen no fue buena, la recolocación defensiva del equipo tampoco y Umtiti no tiró bien el fuera de juego. Sarabia llegó sin problemas a la línea de fondo y la puso para Mercado que, solo, convirtió a placer. Los hispalenses merecieron llegar al descanso con algún tanto más.
Pero no lo hicieron y eso permitió la reacción del FC Barcelona. Aunque el planteamiento inicial no fue nada bueno, Valverde se supo rehacer y con un par de retoques encaminó al equipo hacia la remontada. Luego ya Messi hizo el resto.