Adrien Rabiot y el Barça viven sus horas más bajas desde hace semanas. Lo que en verano y a principios de temporada se daba como un fichaje hecho a coste cero –sin incluir la prima al jugador por llegar como agente libre– es ahora una incógnita más en la secretaría técnica del club catalán.
Los desmanes del jugador, las dificultades de su madre y representante para llegar a un acuerdo y el fichaje de Frenkie De Jong han enfriado el interés de la entidad azulgrana que, cansada de un culebrón sin fin, no propondrá nuevas ofertas al francés.
Se deja querer
Mientras en las conversaciones que mantuvo con algunos dirigentes azulgranas, Adrien expresó su profundo deseo de jugar en el Camp Nou, su coqueteo con otros clubes de la Premier y el Calcio han retirado al Barça de la lucha. No habrá puja por el sueldo del jugador, ni sus condiciones contractuales.
Su llegada no se descarta, pero todo está en manos del jugador. Desde la Ciudad Condal esperan que sea el propio centrocampista quien mueva ficha en lo que consideran que sería un gesto real de vestir de azulgrana. Nadie se olvida que su situación como agente libre es una magnífica operación y que de no cuajar, podría salir en otra ventana de mercado. Vamos, una apuesta deportiva de garantías que tendría un retorno económico mayor que el invertido en caso de fracasar.
Adrien Rabiot durante un partido con el PSG / EFE
El pasado verano la oferta fue de 40 millones de euros. Negativa total del PSG que ahora, ve como todas sus posibilidades de ingresar un montante por el jugador se esfuman. Castigado por Nasser Al-Khelaïfi, Rabiot negocia paciente con sus pretendientes.
Pese a su madre quiso esperar a llegar a enero para volver a retomar las negociaciones y dar estabilidad al futbolista, hasta la fecha no se han producido. Un feo por el que el Barça no moverá cielo y tierra para traerle. A fin de cuentas, no es prioritario.
Oferta expirada
Con las negociaciones rotas, porque ya no se consideran ni en stand by, si las ofertas que ha recibido desde Italia e Inglaterra no convencen al jugador, deberá ser él mismo quien dé un paso al frente. Algo que favorecería al club catalán a la hora de afrontar unas condiciones por su contratación. Su deseo es jugar en Barcelona, pero sus pretensiones económicas y las exigencias de su madre han hecho un flaco favor al jugador que podría ver como el tren de París a Barcelona se le escapa para siempre.