La Copa era –y es– una competición no prioritaria, pero no de segunda línea. Las tornas han cambiado y el vestuario culé está molesto por las reacciones que se desprendieron después de la derrota ante el Sevilla en el Sánchez Pizjuán en la ida de cuartos de Copa. Inició el debate Gerard Piqué a pie de campo con unas declaraciones que tras un esfuerzo físico importante y visto el resultado pudieron malinterpretarse.
Con una semana de descanso y la mente puesta en conseguir la segunda remontada de la temporada, el vestuario tiene claro su objetivo para este miércoles: remontar la eliminatoria y acallar a los críticos que ponen en duda el compromiso y la profesionalidad de una plantilla que va siempre a por todas. Las palabras del central, ahora tercer capitán del equipo, no fueron un desprecio a la competición, sino un mensaje para sobreponerse en caso de caer eliminados.
La Copa también importa
Un mensaje dubitativo para muchos que Bartomeu aclaró y que Leo Messi, con más y voto que el presidente, se encargó de pulir: "Vamos a necesitar de lo mejor de nosotros y de la gente para levantar la eliminatoria. Nosotros queremos pasar y pelear también por la Copa" espetó tras recibir el premio al mejor jugador de la temporada pasada este lunes. El partido no será fácil frente a un rival de entidad y aunque los últimos antecedente recaen de lado azulgrana, Messi estará de inicio, junto a un once de gala, en el Camp Nou.
Hace 53 años que el conjunto culé no remonta una eliminatoria de Copa que haya perdido 2-0, pero también hay otros alicientes esperanzadores. El equipo quiere repetir el triplete que se quedó en el camino la temporada pasada y a pesar de la pegada del Sevilla, los andaluces son la víctima predilecta de Leo Messi.
Es el conjunto que más goles ha marcado en su carrera: 32, de los cuáles 25 fueron en Liga, cuatro en Supercopa de España, dos en Supercopa de Europa y uno en Copa. El último fue en el partido liguero disputado en el Camp Nou en el que el argentino acabó lesionado del codo.
Messi se duele del codo en su caída frente al Sevilla / EFE
A doble partido y con el resultado que sostiene el conjunto de Pablo Machín, el Sevilla se hace fuerte, pero contra el Barça empeoran. Los andaluces tan solo han ganado cuatro de los 12 cruces en la Copa y ha perdido las últimas cinco finales con el Barcelona. Además, el técnico sevillista no podrá contar ni con Navas ni con Munir.
Control total
La eliminatoria pasa por no encajar y tener el control absoluto del encuentro para tener oportunidades. Valverde y Messi ya han concienciado al equipo. Las prisas no son buenas y la presión no es un buen aliado. Tampoco conviene que se convierta en el partido vivido en la capital andaluza. Las contras del Sevilla pueden ser letales, y al juego azulgrana no le favorece un partido de golpes constantes de área a área.
Piqué y Sergi Roberto sufren en defensa contra el Sevilla / EFE
La alineación, pese a la exigencia del calendario liguero, será una declaración de intenciones. Saldrán a por todas. Se intentará remontar y acallar a los detractores. El Barça, como equipo y como club, no da ninguna competición por perdida. Messi, el primero.