Pese a la derrota del pasado domingo en su visita al estadio del Sevilla (2-1), el Espanyol está siendo una de las sensaciones de la Liga. En 12 jornadas disputadas, el equipo catalán se ubica en puestos europeos y en varias jornadas a optado incluso al liderato. El principal culpable de la buena situación del conjunto periquito es su técnico, Rubi.
El entrenador de Vilassar de Mar al fin ha conseguido hacerse cargo de un equipo en el que poder desplegar su idea de fútbol con garantías y en Primera División. El camino hasta llegar a conseguirlo se ha fraguado en campos inhóspitos y en los que no siempre ha sido fácil. Entre sus paradas destaca la que hizo en la temporada 2013-14 en el Barça, donde no pudo participar demasiado en las decisiones técnicas.
En la sombra
Tras realizar una gran campaña entrenado al Girona en Segunda División, en la que se quedó a las puertas del ascenso, Tito Vilanova le fichó para formar parte de su staff técnico. Siendo ambos unos amantes del estudio del fútbol, aquella se presentaba como una gran oportunidad para Rubi, ya que compartiría vivencias con una persona muy afín a él y en un club que gozaba de los máximos recursos.
Un foto de archivo de Rubi en el banquillo del Bernabéu / EFE
Lamentablemente, Tito Vilanova recayó gravemente del cáncer que se la había diagnosticado y tuvo que dejar su cargo en el banquillo azulgrana. Con su buen hacer en el Girona y una idea que casaba con el estilo de juego del Barça, muchos pensaron que Sandro Rosell podría darle las riendas del vestuario azulgrana. Sin embargo, el presidente del Barça por aquel entonces optó por fichar a Gerardo Martino y la historia de Rubi con el club azulgrana se acabó.
Seguir trabajando
El técnico catalán permaneció, por obligación contractual, en el staff del Tata Martino, pero sin demasiado espacio para aportar. Se tuvo que limitar a hacer su trabajo y poco más. Rubi no bajó los brazos y recorrió varios banquillos, incluso en Primera División, hasta llegar el curso pasado a Huesca, donde al fin pudo explotar todo su potencial.
Consiguió un histórico ascenso a la máxima categoría para el club aragonés, algo que a título personal le valió para ser nombrado como el mejor técnico de la división de plata. Su posterior fichaje por el Espanyol era una apuesta de la casa y, por ahora, a salido bien. En apenas unas jornadas a conseguido cambiarle por completo la cara a un club que estaba hundido y muy lejos de aspirar a nada.
Aspiraciones mayores
Si el camino de Rubi hasta hacerse un nombre como entrenador ha sido un trabajo costoso y diario, su exposición en el Espanyol le está valiendo para clubes con mayores aspiraciones se hayan fijado en él de cara a un futuro, entre ellos el Barça. No cabe duda de que el técnico de Vilassar de Mar lo está dando todo con el Espanyol, pero de seguir así, su salto a un banquillo más ambicioso es algo inevitable.
Rubi (d) durante su etapa en el staff técnico del Barça / EFE
La rivalidad ciudadana entre los dos clubes no debe amedrentar a un Barça que es muy consciente de que Rubi encaja perfectamente con el estilo y filosofía del club. Con la renovación de Ernesto Valverde todavía en el aire, desde el club azulgrana quieren estar prevenidos para un posible cambio en el banquillo, ya sea la próxima temporada o en un futuro no muy lejano.
Ser entrenador en la Liga y estar cosechando buenas actuaciones es fantástico, pero el poder implantar tu idea de fútbol en un gran club que aspira a todo y rodeado de jugadores como Messi, Busquets, Coutinho y Ter Stegen es demasiado tentador.