El Barça registra un dato catastrófico en lo que va de curso. Pese al buen rendimiento del cuadro azulgrana contra Real Madrid, Inter, Tottenham o Sevilla, no hay excusa que valga. El equipo de Valverde tiene un serio problema en la defensa, acumula 18 goles en 12 partidos, algo totalmente inadmisible.
A estas alturas de la temporada el año pasado los culés llevaban 10 puntos más y 14 goles menos encajados. Hay que remontarse 11 años atrás en el tiempo para ver registros similares. Fue en el último curso de Rijkaard y el Barça acabó haciéndole el pasillo al Madrid y sin ningún título en toda la temporada.
Evolución del Barça tras las 12 primeras jornadas (temporadas 2007-08 a 2018-19) / CULEMANÍA
Cambio de sistema
Valverde quiso cambiar la formación blaugrana al inicio de año y pasó del 4-4-2 al 4-3-3. Este cambio es una de las principales razones de la debacle del Barça. En defensa se sufre mucho más al no tener dos líneas de cuatro y además no se aprovecha el tener tres jugadores arriba para presionar, siendo delanteros como Messi o Dembelé muy pasivos en estas tareas.
Hay varios futbolistas que se han visto perjudicados por el cambio de sistema, destacando Rakitic y Busquets. El mediocentro catalán está fuera de forma, pero no toda la culpa es suya, se encuentra muchas veces sin ayuda al cerrar espacios en las transiciones defensivas. Por su parte el croata en ocasiones parece perdido y solo su talento innato le mantiene en el once.
El drama en la zaga
La defensa blaugrana hace aguas, pese al buen rendimiento de Lenglet como sustituto de Umtiti y el gran nivel de Jordi Alba. Por su parte, Piqué está atravesando una mala racha y el equipo sufre mucho cuando el que debería ser el buque insignia de la zaga destaca más por sus errores que por sus aciertos. Por otro lado, Sergi Roberto es un agujero negro atrás, incapaz de frenar las acometidas de jugadores más veloces y con capacidad de desborde. Esto sumado a los problemas que tienen Rakitic y Busquets para defender a campo abierto hace que la situación sea muy preocupante.
Señalado dentro y fuera de la cancha, al margen de su actitud lamentable, es un peligro para el Barça en la medida en que realiza muchas pérdidas de balón en zonas comprometidas y además no se caracteriza por remendar sus errores en este aspecto. Tener a Ousmane Dembelé en el campo es un factor de riesgo para el equipo. Aun así, también es cierto que debido a su talento inconmensurable es capaz de crear goles de la nada.
Dembelé, un rompecabezas para Valverde
De hecho, en los partidos en que más ha destacado el francés han sido esos en los que los culés estaban contra las cuerdas. Mientras que cuando el conjunto funciona el joven extremo desentona. Tiene problemas para entender el juego y moverse sin balón. Pese a su gran velocidad necesita recibir la pelota al pie y esto frustra muchas ocasiones. Además, parece que vuelve a tener dudas.
El Barça no puede permitirse tener a un jugador que costó 140 millones y que no sabe leer espacios ni interpretar lo que necesita el partido. Estamos ante un futbolista que si desarrolla su talento a su máxima expresión puede ser uno de los mejores del mundo. Por eso pagaron esa millonada. Pero cada vez parece más difícil que llegue al nivel del que se le presuponía capaz.