Todos estuvieron mal. En Butarque no se salvó ni uno de los 14 jugadores azulgrana que intervinieron, en algún momento, frente al Leganés. El Barça arrastró las dudas cosechadas frente al Girona (2-2) del pasado domingo y mientras se esperaba una victoria plácida frente al colista, algunos pesos pesados evidenciaron su mal inicio de temporada.
Lentos, sin pasión, pasivos y, sobre todo, lejos de su mejor versión. La puesta en escena del Barça no pudo ser peor. Sucedió lo que viene sucediendo desde el inicio de temporada. Tempo y ritmo marcado por el Barça hasta que el rival encuentra espacios a la espalda de una defensa que es la sombra de lo que fue la temporada pasada. Los azulgrana acusan la falta de velocidad en el juego asociativo y los rivales se sienten cada vez más cómodos defendiendo el juego posicional de un equipo más que previsible.
Se mascaba la tragedia
El Barça ha ido maquillando la ausencia de chispa en los primeros partidos, pero nunca se ha sentido cómodo en el terreno de juego y la derrota era cuestión de tiempo. Una derrota que no solo significa tres puntos, cinco si se cuenta el empate frente al Girona, sino algo más preocupante: ¿cuándo van a despertar los jugadores? De una plantilla de ensueño y que ha conquistado el fútbol español durante una década, hay jugadores que hoy por hoy dejan mucho que desear. No son los únicos culpables, pero a este nivel no pueden ser titulares con un equipo que quiere aspirar a todo.
Demasiadas rotaciones
Ernesto Valverde debe lamentarse profundamente por haber cambiado su estilo. La llegada del tourmalet ha generado muchas dudas al técnico y ha optado por dar paso a las rotaciones. La temporada pasada se le criticó duramente por solo contar con 12-13 jugadores de una plantilla de 25, pero los resultados llegaron. Doblete en su primer año.
Ahora, el cambio de estrategia para repartir minutos y dar oportunidades a todos se le ha vuelto en contra. Todos pensaban que la visita a Madrid sería un paseo y se convirtió en una estampida de blanquiazules sacando los colores de la defensa y asediando la portería de Ter Stegen. El alemán, por cierto, de los pocos que se salva. No hizo una buena alineación, pero sí acertó con los cambios, que tampoco pudieron hacer mucho por enderezar el timón del equipo.
Vermaelen acusó la falta de continuidad
Primer partido oficial del belga de la temporada. Valverde decidió regalarle una titularidad en una posición que no es la suya, pero en la que se desenvuelve. Quedó claro --una vez más-- que Jordi Alba no tiene recambio. La inmersión ofensiva del belga fue inexistente. Ni atacó, y para colmo, tampoco defendió. El empate del Leganés --obra de El Zhar-- fue error suyo. Perdió la marca en velocidad y dejó rematar a placer al ariete que no perdono ante semejante oportunidad.
Con una única oportunidad y con esta respuesta lo tiene difícil para volver a jugar. El de L'Hospitalet es el lateral titular e indiscutible del Barça. No hay inventos, ni parches que puedan maquillarlo.
¿Dónde está Piqué?
Lo de Piqué ya empieza a ser de escándalo. El central del Barça se ha convertido en el blanco fácil de la entidad, especialmente por sus polémicos episodios fuera de los terrenos de juego, pero con actuaciones como las de Butarque solo ahonda su mal momento. Sus dos cantadas frente al Girona condenaron al Barça a firmar un empate en feudo azulgrana y en Madrid volvió a ser el mismo central pasivo y desafortunado. El segundo gol fue un fallo de alevín. Despejó un balón al centro y asistió a Óscar García que batió a Ter Stegen a placer. Un regalo al equipo rival que no pudo enmendar como tres días atrás.
Piqué durante una disputa en la derrota del Barça contra el Leganés / EFE
En el Barça no se cuestiona su calidad, pero su mal momento ha castigado en dos jornadas consecutivas al equipo. Demostró un buen nivel los primeros 30 minutos de partido, pero de nuevo se relajó. La defensa debe entender que existen situaciones en que el balón no se puede sacar jugado, especialmente en inferioridad y cuando está en tu área.
Dembelé, en su línea
De nuevo volvió a contar con la confianza de Valverde y de nuevo volvió a defraudar al barcelonismo. Hasta la fecha, sus actuaciones han sido muy discretas y sus goles han maquillado un rendimiento que todavía está muy lejos de la cantidad que se abono por él. El extremo estuvo desaparecido y ni siquiera intentó aportar esa verticalidad que le caracteriza y que penaliza al equipo defensivamente, pero que compensa con goles.
Volvió a errar pases sencillos, tomó decisiones equívocas constantemente y se aisló en la banda izquierda de Butarque. Su rendimiento está en el punto de mira y su falta de conexión con Messi --que también estuvo desaparecido sin su socio habitual en la delantera-- no augura un final feliz para el francés. Tiene mucho que demostrar todavía.
El Pistolero, es un francotirador
Descansó para dar entrada a Munir en un encuentro que se antojaba asequible y Valverde tuvo que recurrir a su garra para sacar adelante un partido que se puso cuesta arriba. Pero solo aportó garra, porque los goles y las asistencias están en las botas del año pasado. Al uruguayo le cuesta arrancar cada inicio de temporada, pero ésta no arranca ni de inicio, ni desde el banquillo. Tuvo 20 minutos para aportar experiencia y picardía a una delantera desdibujada y apenas tocó un par de balones. Insípido, lejos de su mejor versión. El barcelonismo espera que ese delantero incisivo e incómodo regrese antes de que sea demasiado tarde.
Una foto de Suárez durante el partido frente al Leganés / EFE
Su fama de killer del área se desvanece. Hasta la fecha es un francotirador que se ofrece, pero está escondido.