El socio Eduard Capeta comparece en la asamblea de socios compromisarios del Barça FCB
La Asamblea General de compromisarios del pasado domingo transcurría con absoluta placidez e incluso amodorramiento del personal --con las votaciones superando el 75% a favor en todos los apartados-- hasta la aparición telemática del socio Eduard Capeta i Alsina. Habían pasado ya más de nueve horas de lisonjas y elogios a la actual junta, con el presidente Joan Laporta en modo campaña electoral, el tesorero Ferran Olivé más optimista que nunca, "las cosas que van a pasar son más fáciles que explicar que las que han pasado", la vicepresidenta Elena Fort entusiasmada, ya que un año después de su promesa, por fin tiene las llaves del nuevo Camp Nou sobre la mesa, y el expresidente Joan Gaspart como acompañante necesario para acabar de dorar la píldora a los mandamases con su ya clásico "no soy laportista, soy presidencialista".
Bajo este contexto tan anodino como previsible, apareció el señor Capeta en pantalla. Con rostro serio, acoplado a unas contundentes gafas de montura negra y con un tono pausado, empezó su diatriba. Tras unas palabras de agradecimiento a la junta por el "excelente rendimiento" del primer equipo masculino, femenino y secciones. Al mentar a las secciones, que apenas consiguieron resultados positivos, ya se atisbaba cierta ironía y retranca en sus palabras. Algo que se confirmó segundos más tarde, cuando inició un ataque sin cuartel hacia todas la acciones que ha realizado en estos últimos años Joan Laporta y su junta.
Primero, echó en cara la "pésima gestión" en las entradas de Montjuïc, calificándola de "caótica e improvisada", recriminando asimismo la imposibilidad de "activar el asiento libre", los problemas de accesibilidad, "tardamos más de treinta minutos en entrar", la prioridad de venta de entradas a los turistas respecto a los socios, "la generación de ingresos no ha de ir en contra de los abonados", y la ausencia de la Grada d'Animació, "si le ofende que le canten 'Barça sí, Laporta no', intente ganárselos y no castigarlos".
Tras esta primera andanada, llegó el asunto del partido en Miami, mostrándose contrario, "sigue sin pensar en el socio", como también recriminó el patrocinio del Congo en las camisetas de entrenamiento, "estamos aceptando dinero manchado de sangre". Tampoco se olvidó del homenaje de Messi, "esperamos que un día se pronuncie el jugador y no ustedes".
Puso, asimismo, sobre la mesa la promesa incumplida de Laporta sobre que las asambleas serían híbridas, "sigue sin cumplir una vez más su palabra", poniendo especial hincapié en la aparición el año pasado de Xavier Sala i Martín, "al que escondieron en las instalaciones del club para que hablara ocho minutos" y señalando a Joan Gaspart como "el palmero de la junta" en esta Asamblea.
También acusó a la junta por la reformulación de los números aprobados en la anterior asamblea, "el señor Olivé nos dijo que iba a ser la gallina de los huevos de oro", así como denunció que "un amigo suyo", refiriéndose a Laporta, se ha quedado con el negocio de las telecomunicaciones en el Camp Nou, "una empresa nueva y sin ninguna experiencia", poniendo también en duda la comisión de Darrein Dein en el acuerdo con Nike y dejar como punto final las obras de Limak en el nuevo estadio, "ahora ya sabemos oficialmente que no cumplía con las condiciones".
El rictus de Laporta mientras iba escuchando al socio se iba agravando. Hasta el punto de que empezó su respuesta llamándole "señor Carpeta", y echándole en cara que su discurso hubiera durado once minutos --duró poco más de seis en verdad--, en referencia a los ocho minutos de Sala i Martín del año pasado. El presidente atacó con todo, negándole la mayor al socio, acusándole de tener un guion tremendista totalmente planificado y de ser el brazo armado de la oposición. Después también le contestó el tesorero, la vicepresidenta y... el propio Sala i Martín, que le llamó "Carpeta" en cinco ocasiones, hasta que fue corregido por Josep Cubells. También le acusó de "fer el préssec" (hacer el melocotón) cuando justificó su presencia del año pasado en la OAB porque "alguien había puesto mal" su fecha de nacimiento.
Independientemente de quién tiene más o menos razón, desde aquí aplaudimos a aquellos que se atreven a ir a contracorriente del discurso oficial y que expresan sus inquietudes con respeto y educación. El señor Capeta estuvo ejemplar en ese sentido, el señor Carpeta también...