El Barça no se conforma con pasar inventario a la UEFA: reclamación inminente contra el Eintracht por los actos vandálicos del Camp Nou

El FC Barcelona no pasará por alto los actos vandálicos cometidos por los 2.300 aficionados del Eintracht de Frankfurt en el Camp Nou. La entidad presidida por Joan Laporta consiguió esquivar el peligroso precedente de 2022, cuando más de 30.000 hinchas alemanes formaron una marea blanca que engulló al equipo azulgrana en el recinto de Les Corts. En esta ocasión, tan solo el 5% de las entradas, el mínimo estipulado por la UEFA, se reservó para el sector visitante.

Una vez en la capital catalana, la minoría germana dejó su huella de la forma más impresentable posible. Los hooligans lanzaron vasos llenos de cerveza, bengalas y objetos de todo tipo empleados como proyectiles contra la grada barcelonista. Actos que no quedarán impunes. La institución azulgrana no solo ha pasado lista de los destrozos para remitir un informe a la UEFA, sino que también estudia presentar una reclamación contra el Eintracht por los daños que causaron sus seguidores, según han explicado fuentes del club a Culemanía. 

Cambio de planes

En Can Barça preocupa especialmente la rotura de las planchas de metacrilato que separaban ambas aficiones. Desde la entidad conciben esta infracción como "el acto vandálico más grave" que tuvo lugar en el Camp Nou en la noche del martes 9 de diciembre. Por ello, se plantean una "posible reclamación", aunque sostienen que "paso a paso". Los hechos ya se han puesto en conocimiento del organismo rector del fútbol europeo, cuyo Comité de Control, Ética y Disciplina impondrá las sanciones pertinentes.

La reclamación al Eintracht podría resultar lógica a ojos del barcelonismo. Sin embargo, inicialmente, el FC Barcelona solo pretendía enviar un informe sobre la conducta de los aficionados radicales y los desperfectos al ente dirigido por Aleksander Ceferin, sin la intención de que el conjunto alemán asumiera ningún coste. Con esto, a medida que el club catalán ha avanzado en su inventario con todos los destrozos, la plana mayor ha llegado a la conclusión de que el Eintracht debería responder económicamente ante las acciones de su hinchada. Todavía no se ha formalizado ninguna demanda, pero la gravedad del incidente con las vallas reventadas ha motivado un cambio de planes.

La entidad puso todas las medidas de seguridad posibles para evitar a toda costa el esperpento de 2022. La venta de más de 100 entradas se canceló por sospechas de fraude. A excepción de las 2.300 localidades visitantes, el 95% del aforo de 45.401 espectadores se destinó a los socios de la entidad barcelonista.

Lluvia de objetos

A pesar de la coordinación con la Guardia Urbana y los Mossos d'Esquadra, no pudieron evitarse las bochornosas escenas de violencia y descontrol entre la marea alemana. Varios asientos quedaron arrancados y los baños del Camp Nou también sufrieron actos de vandalismo. La grada visitante lanzó vasos de cerveza, comercializada sin alcohol dentro de los estadios, monedas, escupitajos y bengalas por encima de las mamparas de separación contra la afición culé, que tuvo que huir de sus asientos para esquivar la lluvia de objetos.

Una de las planchas de metacrilato que delimitaba la grada del Eintracht quedó reventada, con un agujero de gran diámetro por el que hubiera podido colarse cualquier aficionado. Parte de la hinchada alemana aporreó la infraestructura hasta que cedió, con la fractura de varias mamparas. La policía catalana expulsó a algunos de los hooligans, pero otros camparon a sus anchas, como han denunciado en sus redes sociales varios fanáticos culés que asistieron al encuentro.

Aunque se vendieron entradas a los socios a precios populares, a partir de los 38 euros, el Barça-Eintracht registró la asistencia más baja de los cuatro partidos alojados por el nuevo Camp Nou hasta la fecha: 38.439 aficionados, un 85% del aforo disponible.