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El Barça siempre ha sido un club ciclotímico y ese carácter bipolar se acentúa en momentos de crisis económica como la actual. Joan Laporta, el presidente, sabe que la entidad está en manos de Hansi Flick y su equipo, y ya comenzó su campaña electoral hace una semana, en la asamblea de socios compromisarios.

Laporta aseguró que la recuperación económica del Barça "ya es una realidad". Presumió del nuevo Camp Nou --espera ingresar 400 millones de euros anuales por su explotación-- y alardeó de los éxitos del equipo de Hansi Flick, la pasada temporada. El Barcelona ganó la Liga, la Copa del Rey y la Supercopa de España.

El clásico

El Barça, hace un año, iba como un tiro. Asfixiaba a los rivales con una presión muy alta y tenía mucho gol. Hoy, es un equipo con menos deseo, menos intenso. En el Bernabéu, el grupo barcelonista concedió muchas ocasiones al Real Madrid y suerte tuvo de Szczesny. El Barcelona jugó muy mal y apenas remató tres veces a puerta.

Hansi Flick protesta una acción durante el Barça-Girona EFE

Flick, posiblemente, ya ha detectado todos los males del Barça. Espera que Joan García, Raphinha y Lewandowski reciban pronto el alta médica. Con ellos, el equipo tendrá al mejor portero y a los dos goleadores de la pasada temporada. El delantero brasileño también tiene desborde y compromiso.

Preocupa Lamine Yamal

El gran reto de Flick, sin embargo, pasa por recuperar la mejor versión de Lamine Yamal. El delantero de Rocafonda ha empezado mal el curso, por culpa de sus problemas de pubis. Su puesta a punto para el clásico tampoco fue la mejor, con críticas al Real Madrid y dando apoyo a la Kings League.

Lamine Yamal encara a Vinicius Jr en el clásico Real Madrid-Barça EFE

Lamine tiene que recapacitar. Debe decidir si quiere ser Messi o Ronaldinho. Puede ser el gran símbolo del Barça durante una década o ser un juguete roto. Le sobra talento, pero debe centrarse. En poco tiempo ha pasado a ser un futbolista querido en toda España, a ser el más odiado por los madridistas

Asamblea de compromisarios

Laporta también necesita un Lamine calmado. La derrota del Bernabéu es de las que duelen. Una derrota en el clásico siempre tiene consecuencias, y más si el rival ha sido muy superior.

El presidente del Barça, Joan Laporta, en la asamblea de compromisarios FCB

Hace una semana, Laporta estaba exultante, después de que los compromisarios aprobaran el cierre del pasado ejercicio y el presupuesto del actual, y atizó duro a la oposición. Sonadas fueron algunas expresiones de su discurso inicial, donde utilizó términos muy catalanes como setciències o mestretites para atacar a sus detractores

La oposición

Sabe Laporta que 2026 será un año especial. Es año electoral. El máximo dirigente se siente fuerte, convencido de que ganará las elecciones. Tendría que hacerlo muy mal para que las cosas se le complicarán.

Joan Camprubí, Joan Laporta y Víctor Font en un montaje sobre el Camp Nou Culemanía

La oposición, de momento, apenas mueve ficha. Ahí están Víctor Font, Joan Camprubí y Xavi Vilajoana, entre otros. Los detractores de Laporta saben que la única opción para derrotar al abogado barcelonés pasa por una candidatura unitaria. 

El precedente

Laporta lo tiene claro. Solo él puede perder las elecciones. Los números del Barça se sustentan con pinzas. Tampoco convence la creación de una Grada d'Animació totalmente artificial y su gestión de las secciones, cada vez menos competitivas. La clave, sin embargo, radica en el Barça de Flick.

La tangana entre los jugadores del Real Madrid y el Barça al término del clásico EFE

El Barça ya está a cinco puntos del Real Madrid en la Liga y necesita que los futbolistas se pongan ya las pilas. Hace un año, noviembre y diciembre fueron dos meses horrorosos, pero el equipo se transformó en una máquina de marcar goles con el nuevo año. El campeón de todo en España, sin embargo, todavía no se ha enchufado en el curso actual.

A cinco puntos 

Laporta conoce perfectamente a la masa social barcelonista, cada vez más desmovilizada. Sabe que la alegría de la pasada temporada puede convertirse en frustración y malestar en los próximos meses, porque nada duele más que ver un equipo que juega a medio gas, sin chispa ni compromiso. Por eso, Laporta necesita que Flick intervenga pronto y encuentre soluciones. En caso contrario, los mestretites podrán crecerse y soñar con derrotarle en las urnas.

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