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Joan Laporta apuesta por un estilo presidencialista para dirigir el FC Barcelona. Escucha y valora, pero siempre se impone su criterio en la gestión de la entidad, por impopular que sea. No es tan fácil para los integrantes de la junta directiva trabajar con el abogado barcelonés, lo que suele dar a pie a discrepancias internas y, en el peor de los casos, dimisiones en la cúpula.

El último desacuerdo que ha tensado el ambiente en la junta responde a la salida de Juli Guiu, que hasta el pasado mes de enero era vicepresidente del área de marketing. El empresario musical decidió dimitir de su cargo al sentirse ninguneado por Laporta en asuntos importantes, como el acuerdo para renovar el contrato de Nike. Su puesto, que todavía sigue libre, representa un punto de tensión entre los altos mandos de la entidad azulgrana.

Discrepancias internas

Según ciertas informaciones, Joan Soler --directivo responsable del fútbol formativo-- habría trasladado a Laporta su intención de dimitir. El motivo detrás de dicha determinación es una presunta promesa incumplida del presidente del Barça sobre la concesión de la vicepresidencia deportiva, actualmente en poder de Rafa Yuste

Junta directiva de Joan Laporta en el Camp Nou FCB

Riudalbas, Camps, Laporta, Masip, Soler y Barbany, en el estadio del Borussia Dortmund REDES

Sin embargo, fuentes del club consultadas por Culemanía desmienten que Soler no va a dimitir de la junta. Lo que sí reconocen es que existen discrepancias internas con motivo de la reorganización de las vicepresidencias, especialmente tras la marcha de Juli Guiu a comienzos de año. El hecho de que Laporta todavía no designe al encargado del área de marketing es lo que habría provocado las nuevas tensiones, aunque se descarta otra fuga en la directiva.

Cargos sin ocupar

La fuga de talentos directivos y ejecutivos del FC Barcelona suponen un problema para el proyecto. No solo por el evidente peligro que supone para la estabilidad del club no contar con profesionales en áreas de suma importancia, sino también por el hecho de la falta de interés de Laporta en elegir a los nuevos responsables de las diferentes vicepresidencias o cargos de alto valor.

Ferran Reverter, el último CEO del Barça, durante un acto FCB

Joan Laporta y Eduard Romeu, en la despedida del vicepresidente económico EFE

Prueba de ello es que el Barça todavía no tiene un CEO desde la salida de Ferran Reverter. Tampoco han elegido a un nuevo vicepresidente para el área económica, una vez se confirmó la marcha de Eduard Romeu, lo que implica que existen dos vicepresidencias sin representación. Mientras que en Barça Studios, famosa por las palancas financieras de 2022, siguen sin tener un responsable en la dirección.

Muy pocas manos

Laporta tiene clara estrategia en el Barça. Ante la famosa fuga de talento, el dirigente azulgrana apuesta por soluciones conservadoras: o familiares, o gente amiga y de confianza o mejor no poner a nadie. El abogado barcelonés prefiere dejar las cosas tal y como están, antes que arriesgarse a que dar un rol importante a un desconocido. Sin embargo, la realidad es que faltan manos para tanto trabajo en la junta.

Joan Laporta y los directivos Miquel Camps, Xavier Puig, Ferran Olivé y Joan Soler en una visita a Washington FCB

Muchos directivos han tenido que multiplicar sus funciones ante la falta de personal. Ejemplo de ello es que el tesorero, Ferran Olivé, ganó terreno en el área financiera tras la salida de Eduard Romeu. También está el caso de Deco en la dirección deportiva del Barça, donde debe ejercer de captador de talento y negociador ante la ausencia de un secretario técnico que alivie la carga de trabajo. 

¿Problemas a la vista?

Esa misma situación es lo que puede ser un punto de desgaste. Joan Soler, parte de la comisión deportiva y responsable del fútbol formativo, se ha tenido que multiplicar para acompañar a Laporta en sus viajes exóticos a diversos países con el objetivo de captar a nuevos patrocinadores o aliados comerciales que ayuden al FC Barcelona en términos económicos.

Precisamente, Soler y Xavier Puig son los acompañantes de Laporta en su viaje a Azerbaiyán, donde pretenden cerrar nuevos acuerdos económicos. El problema radica en que son funciones que deberían competer al vicepresidente del área de marketing. Un caso que Jan no tiene prisas en solucionar, pero que amenaza con ser otro elemento de tensión en un club que vive en constante estrés.

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