Los pros y contras de las tres reformas del Camp Nou en 67 años
- El campo del Barça afronta la mayor transformación de su historia tras las ampliaciones de 1982 y 1994
- Más noticias: El gran problema de los abonados del Barça que no resuelve el nuevo Camp Nou
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El Camp Nou es más que un estadio de fútbol. Es, desde 1957, la casa del FC Barcelona, un campo en el que han jugado los mejores futbolistas del mundo y uno de los grandes símbolos de un club tan peculiar como global.
Inaugurado el 24 de junio de 1957 durante la presidencia de Miró-Sans, el Camp Nou contó inicialmente con una capacidad para 93.000 espectadores. Fue la gran obra del arquitecto Francesc Mitjans (también levantó la Torre Banco Atlántico, sede actual de Banc Sabadell) y fue concecibo como un estadio abierto y vanguardista.
El Mundial de España
El Camp Nou, con 67 años de historia, afronta ahora su tercera reforma. Tal vez sea la más ambiciosa. También fue importante la primera. Con motivo del Mundial de fútbol que organizó España en 1982, el expresidente Josep Lluis Núñez amplió su capacidad, pasando de poder acoger 90.000 espectadores a tener una capacidad máxima para 120.000 aficionados.
Núñez construyó la tercera grada, que ya estaba contemplada en los primeros planos de Mitjans. Doce años después, y con los primeras localidades de a pie que se convertían en asientos, el expresidente amplió el estadio por abajo. Eliminó el foso y bajó el césped unos 2,5 metros, medio metro menos del que había querido.
Bartomeu y Laporta
El Camp Nou, desde entonces, sufrió obras menores. Chapa y pintura y poco más. Hasta que en 2014, los socios aprobaron la transformación del estadio, con Josep Maria Bartomeu en la presidencia. En 2021, el actual dirigente, Joan Laporta, cambió las reglas del juego. Mantuvo la primera grada, demolió la tercera y prepara la mayor reforma de su historia que culminará con un Camp Nou para 104.600 espectadores, con todos los asientos cubiertos.
Las tres reformas del Camp Nou han tenido aspectos positivos, pero también negativos.
La ampliación de 1982
El Camp Nou ganó 30.000 localidades y permitió que la masa social del Barça se disparara y, por primera vez, se superaran los 100.000 socios. De los 77.000 abonados de 1978 se pasó a los 108.000 unos años después.
Núñez amplió la capacidad del Camp Nou, pero no mejoró su comodidad. El expresidente renunció a cubrir todos los asientos del estadio. En 1982 acogió el partido inaugural del Mundial, tres partidos de la segunda fase y una semifinal. La gran final se disputó en el Bernabéu.
La reforma de 1994
El fútbol europeo inició en los años 80 la eliminación de las localidades de a pie por motivos de seguridad. Con los nuevos asientos, los estadios perdían capacidad. El Camp Nou no fue la excepción y Núñez optó por rebajar el nivel del terreno de juego.
La segunda reforma de Núñez constató algunas deficiencias en la primera grada, la de menor pendiente. Su visibilidad no es óptima, sobre todo en las primeras filas. Las últimas, por su parte, no tienen la mejor perspectiva y quedan demasiado hundidas.
La transformación actual
El Camp Nou será un estadio mucho más sostenible y cómodo. Por primera vez, todos los asientos estarán cubiertas. El nuevo estadio también tendrá 3.000 plazas de aparcamiento, 69 ascensores, 78 escaleras mecánicas, muchos más palcos y nuevos lavabos, entre otras mejoras.
Laporta no resolverá los problemas de visibilidad de la primera grada. El nuevo Camp Nou tampoco tendrá un marcador de 360 grados como anunció Laporta hace dos años. Ni un césped ni un techo retráctiles, como el Santiago Bernabéu. Según su presidente, "será un estadio mediterráneo" que permitirá al Barça ingresar 340 millones de euros anuales en concepto de explotación.