El Barça ganará la Liga y dará una alegría a sus socios y aficionados que ayuda a suavizar el impacto de la crisis galopante que azota al club. El último trienio ha sido muy duro, con un equipo en caída libre, un club muy tocado económicamente y una crisis inesperada provocada por los pagos de la entidad a José María Enríquez Negreira, exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, entre 2001 y 2018.
Aunque la última Liga se remonta a la era Valverde, en 2019, el último gran Barça que se recuerda data de 2015, cuando tocó la gloria en Europa por última vez, con la Champions de Berlín. Ese año comenzó con un cabreo monumental de Messi después de que Luis Enrique lo sentara en el banquillo en un partido en el campo de la Real Sociedad. Aquel capítulo se zanjó con la destitución de Andoni Zubizarreta como director deportivo y el anuncio de unas nuevas elecciones.
La crisis de Luis Enrique y Messi
En plena crisis, Joan Laporta estaba convencido de que ganaría las elecciones con la gorra. Ocurrió, sin embargo, que Xavi Hernández medió en la crisis entre Luis Enrique y Messi, y el equipo ganó la Liga, la Copa del Rey y la Champions. El tipo que entonces acudió al rescate de Bartomeu es ahora el salvador de Laporta.
Aquel mismo año, el Barça ya había sido sancionado por la FIFA por los fichajes de menores que condicionó su política deportiva en verano de 2015. Y dos años después la crisis se multiplicó cuando Neymar pagó la cláusula de rescisión, de 222 millones de euros, para jugar en el PSG.
La marcha de Neymar
El fichaje de Neymar por el PSG fue un duro golpe para Josep Maria Bartomeu, entonces presidente del Barça. Sus siguientes movimientos fueron erráticos. El club pagó 140 millones por Dembelé y 160 por Coutinho. Y las renovaciones de muchos futbolistas se saldaron con fichas muy elevadas.
Las tensiones del Barça estallaron en 2020, tras la humillante derrota del Barça contra el Bayern en Lisboa (2-8). En plena pandemia. Ese 2-8 fue el principio del fin de Bartomeu.
El burofax de Messi
Meses antes, Bartomeu había pedido a los futbolistas que se rebajaran el salario en plena pandemia. La negociación fue tensa y complicada. Y provocó el malestar del crack argentino. Hubo rebaja y la crisis de cerró en falso, con la salida poco después de Luis Suárez, el gran amigo de Messi.
Messi estalló poco después y envió un fax a Bartomeu en el que le comunicaba que rescindía su contrato. El presidente le contestó que el plazo habilitado ya había caducado. Dos meses después, Bartomeu dimitió como presidente y se abrió un proceso electoral que ganó Laporta.
La improvisación de Laporta
En marzo de 2021, Laporta obtuvo el respaldo mayoritario de los socios del Barça, pero su gestión ha estado marcada por la improvisación y por la huida de directivos y ejecutivos de primer nivel como Ferran Reverter, Jaume Giró, Jordi Llauradó y, recientemente, Mateu Alemany. Mucho más sonado todavía fue el despido de Leo Messi, a quien se prometió su renovación y luego se le comunicó que debía irse.
Más inesperada fue la crisis reputacional que ha castigado al Barça tras descubrirse los pagos a Enríquez que pueden costarle una sanción de la UEFA al club. De momento, el caso se ha enfriado.
El Espai Barça también ha pasado factura a Laporta por su elección de Limak, una constructora turca bajo sospecha. Y preocupa mucho su financiación. Los 1.450 millones solicitados a Goldman Sachs, JP Morgan y otros 20 inversores acabarán convirtiéndose en 2.820, una millonada para un club que está con la soga al cuello y que en los últimos años ha sufrido muchas convulsiones. Demasiadas. La Liga parece, por ahora, la mejor anestesia posible.